Ante la falta de solución, los transportistas no descartan retomar el cierre de vías y demás medidas de protesta
Aquí y allá pueden verse las maquinas moviendo los materiales, acumulándola en las imperfecciones del terreno, aplanando las imperfeccione y dejándolo todo listo para colocar la cama de piedras y verter el cemento.
Y mientras las obras siguen su propio ritmo, las miles de personas que llegan cada mañana de las ciudades dormitorio deben lidiar con las calles demolidas, el caos generado por los vendedores informales y, desde hace varias semanas, con los embotellamientos causados por los conductores de unidades de transporte colectivo que no tienen dónde estacionar su unidades.
“Ya estamos acostumbrados a perder una hora o más tiempo en colas en cada carrera”, dijo Alexis Matute, conductor de taxi que hace vida en el sector del municipio Sucre. “Y la movilidad era aun peor cuando estaban todavía las piedras de las calles rotas, además que la basura se acumulaban entre ellas”.
Pero su parte, Carla Natera, presidenta del Imat (Instituto Municipal Autónomo de Transporte del Municipio Sucre), reconoció que los trabajos para construir las nuevas aceras de la municipalidad ha contribuido a los problemas de transito, por lo cual efectivos de la Policía Vehicular están apostados en las zonas más criticas para tratar de solventar los inconvenientes.
La Redoma, que sirve de Terminal para gran parte de las personas que suben a Caracas diariamente desde las ciudades satélite (desde Guarenas-Guatire, hasta Higuerote y Caucagua) está vuelta un caos. Caos que, poco a poco se va organizando, al mismo ritmo en que se mueven las maquinas que allanan el camino para las nuevas avenidas.
Transportistas a la deriva
Sin lugar donde guardar sus unidades, los conductores de más de una docena de líneas cooperativas de transportistas, han tenido que parar en las calles de los alrededores de La Urbina; lo cual produce grandes embotellamientos en los alrededores, especialmente en las horas pico y al mediodía.
Dicho problema se presenta desde hace varias semanas atrás, cuando un grupo de damnificados tomaron en resguardo el terreno donde estacionaban los transportistas, expropiado por el Gobierno Nacional desde el 2009; exigiendo que en el terreno se construyeran viviendas.
Según William Duarte, Presidente de la Asociación de Conductores Línea Miranda, los transportistas afectados por la toma no planean cesar en sus exigencias; y no descartan retomar el cierre de vías y demás acciones de protesta de no recibir respuesta satisfactoria a su problemática.
“La municipalidad no tiene la competencia para atender a las denuncias de los transportistas afectados”, aseguró Carla Natera, presidenta del Imat (Instituto Municipal Autónomo de Transporte del Municipio Sucre), “ellos ni siquiera han solicitado reunirse con nosotros todavía, y es que de todas formas no contamos con un lugar en el cuál puedan llevar su vehículos”.
Calles nuevas
Una de las principales molestias que aquejaron a los transeúntes del municipio Sucre desde comienzos de año fue la demolición de las aceras de la municipalidad. No tanto por la demolición en si, sino más bien por la pila de escombros que se generaron a raíz de esto, los cuales quedaron atravesados en la vía pública, estorbando el paso.
Sin embargo, desde hace varias semanas se recogieron los escombros y comenzaron los trabajos para la construcción de las nuevas aceras que, según Tatiana Noguera, Presidente del Instituto Municipal de Vivienda y Hábitat del Municipio Sucre, estarán finalizadas en tres meses.
“Las nuevas aceras contaran con zonas exclusivas para peatones, parques y puestos de quiosco para los comerciantes”, dijo Noguera, quien agregó que la gran mayoría de los buhoneros que hacen vida en la Redoma de Petare tienen sus lugares asignados en el Mercado Terminal de Petare.
Asimismo, aseguró que se estaban analizando proyectos para reubicar a los trabajadores de la economía informal de Puente Baloa y sus adyacencias.
Lluvias, basura y huecos
Ante la llegada de la temporada de invierno un nuevo malestar aqueja a los transeúntes de la Redoma de Petare: las lluvias, que al sumarse con las calles rotas y los cúmulos de basura que persisten en los alrededores, crean pequeñas lagunas de agua pestilente en la vía pública.
Luís Guillermo Valera