La serie final de la Liga Profesional de Baloncesto está al rojo vivo. Trotamundos niveló otra vez la serie y se proyecta al mejor en seis
Equipos ganadores, suele decirse, no se cambian. Y muchos lo recordaron cuando antenoche Marinos alteró la fórmula de importados y cayó en Valencia frente a Trotamundos, que terminó dando una paliza de 93-74 para igualar nuevamente la final del baloncesto venezolano.
El técnico Iván Déniz, desde luego, tendrá razones para el movimiento que dejó fuera de los doce a Aaron Harper, para incluir a Donald Sims. Los beneficios podrían verse en el siguiente partido, lo cierto es que hizo falta fuerza bajo los aros, pues El Expreso ganó la pelea en los tableros 40-26 rebotes, con 38-28 en la pintura, y de allí asumió el control de las acciones para la segunda igualdad de la serie de campeonato. Sin hablar del estilete que, balón en mano, representa el Jugador Más Valioso.
Jack Martínez volvió a ser determinante con 18 puntos y 6 rebotes en 24 minutos y Miguel Marriaga, más utilizado que la víspera, dejó 14 y 6. Por cierto, la dirección carabobeña recurrió esta vez al veterano Tomás Aguilera y este, siempre eficiente, respondió con 7 rebotes y 8 tantos. La puntuación fue liderada por Robert Glenn (18, y además 7 tableros), mientras Lewis Padró volvía a tener un aporte significativo, 14.
La defensa deTrotamundos, además, ajustó mejor ante las variantes orientales y Sims se quedó en 4 puntos y 2 asistencias en 18 minutos, mientras José Vargas (11) y Leon Rogers (10) eran máximos anotadores. Germán Gabriel fue limitado a 8 y 2 rebotes, permaneciendo 17 minutos en cancha.
Hubo mucha rotación, especialmente notoria en El Expreso, que movió a los 12 jugadores inscritos en planilla. El Acorazado, asimismo, uitlizó 11, aunque Ernesto Mijares tuvo menos trabajo esta vez y solo jugó par de minutos.
Ambos equipos dieron prioridad al esfuerzo defensivo, lo que exigió valerse con frecuencia de los reservas, pero la marca oriental se desinfló en la segunda parte para que el adversario, deseoso de desquite, sacara una diferencia que no se corresponde con la paridad de fuerzas.
Así, la final vuelve a empatarse, en medio de virtudes y desaciertos que afloran sin que haya regularidad. El DT de Marinos, por otra parte, no atribuyó a ello el revés, pero con un comentario –“la rigurosidad es diferente a la hora de pitar”- dejó en el aire la crítica sobre un aspecto que no suele profundizarse en los análisis: el arbitraje.
AN