Para concretar la eficiencia en la política deportiva y trabajar en función a resultados, requiere crear las condiciones para que el pueblo sea el protagonista de la política, expresada en términos medibles, requisito indispensable para garantizar la direccionalidad de los cambios.
Debemos avanzar en el empoderamiento del pueblo, que se concreta con la incorporación plena del Poder Comunal en todos los ámbitos de la política deportiva, desde la masificación, donde ejercerá todo el poder del pueblo en la planificación, ejecución, control, seguimiento y evaluación de la política, y en la política de alto rendimiento, participando activamente en dos roles fundamentales: valorando el impacto en términos de independencia de los resultados del nivel competitivo internacional y aprovechando estos referentes para la consolidación de la construcción del nuevo ciudadano, la nueva ciudadana de la nueva República que establece nuestra Constitución.
Para ello, se requiere la consolidación del sujeto social de transformación, que se alcanza mediante la formación y organización de profesionales, técnicos, promotores y promotoras del deporte, ideológicamente empoderados de las herramientas necesarias para construir, en los actuales ámbitos de desarrollo del deporte, un modelo de gestión que rompa con la visión del deporte como mero espectáculo, el sentido individualista de la competencia, el mercantilismo en la práctica y desempeño deportivo.
Ya hemos avanzado en este sentido, el país cuenta con una juventud formada técnica y científicamente para asumir esta responsabilidad. Agrupada en organizaciones democráticas, capaces de desarrollar los debates, formular los aportes oportunos que permitan el fortalecimiento progresivo y permanente de la política.
Reiteramos que la clave del éxito del empoderamiento del pueblo, es la sintonía real de la política deportiva con los procesos organizativos de las comunidades desde una perspectiva dialógica. Debemos hacerlo desde el seno de las comunidades, sin permitir que la dinámica organizativa sea percibida como un condicionante de la práctica deportiva. Sólo en esa perspectiva la organización será auténtica y el protagonismo del pueblo será real y sostenible en el tiempo.