Basta con observar nuestra realidad para darnos cuenta lo que ocurre en Venezuela, que el modelo propuesto por la denominada revolución es inviable, caducó, lo que obliga a los venezolanos hacer humillantes colas para adquirir racionadamente jabón, papel de baño, leche, aceite, baterías de autos, champú y pare de contar
Lo económico determina la social, quienes crean que ésta afirmación fue realizada por un “capitalista” o “burgués” están equivocados, fue realizada nada más y nada menos que por el propio Marx. La lógica radica en que la economía es quien proporciona los recursos para sufragar los gastos sociales provenientes de la salud, la educación, la infraestructura y demás servicios públicos, así pues, en la forma y medida que marche la economía de un país así serán sus servicios, la calidad de vida de sus habitantes.
¿Qué va a pasar en Venezuela? Existen dos escenarios posibles, uno que es más de lo mismo, nada distinto a estos 15 años; agravamiento de la escasez, de la inseguridad, la inflación y todos los males que nos agobian, ese escenario está sujeto al sostenimiento del mismo esquema impuesto desde década y media donde se pretende basar la economía venezolana en dos ejes principalísimos; el furtivo negocio de las importaciones y fallidos ensayos de colectivización de los medios de producción, esquema que jamás han deparado buenos resultados. Las alarmas suenan cuando dicho esquema se encuentra profundizado en el denominado “Plan de la Patria”, piedra angular y timón del actual gobierno del Presidente Maduro.
El escenario numero uno es prácticamente la Venezuela de hoy empeorándose día a día, lo que trágicamente está ocurriendo ante nuestras acostumbradas narices. Hay un segundo escenario, el cual sería más alentador en cuanto plantea una anhelada corrección de las políticas económicas del país, en este escenario el gobierno confiaría en los venezolanos y se apoyaría en el sistema productivo nacional, teniendo el sector privado un papel estelar. Siendo así, sin lugar a dudas lo social, como diría Marx, tendería a mejorar, aumentando paulatinamente la oferta de todo tipo de productos, lo que presionaría hacia la baja a la inflación, la escasez, al desempleo y subempleo, así como demás flagelos como la inseguridad, sería una Venezuela productiva y no solo dependiente de la renta petrolera, los recursos abundarían para inyectar, mantener y mejorar los servicios públicos, la calidad de vida. Basta con observar nuestra realidad para darnos cuenta lo que ocurre en Venezuela, que el modelo propuesto por la denominada revolución es inviable, caducó, lo que obliga a los venezolanos hacer humillantes colas para adquirir racionadamente jabón, papel de baño, leche, aceite, baterías de autos, champú y pare de contar. Hay dos escenarios, depende del pueblo apoyar cual desea sobrevivir o vivir.
Leandro Rodríguez Linárez