Familiares, algunos con resignación, otros sin consuelo, pero todos en su dolor, esperaban a las afueras de la medicatura poder llevarse los restos de sus seres queridos. La mayoría no podrá velarlos porque sus cuerpos quedaron desmembrados
Ocho cadáveres de las diecinueve víctimas fatales del accidente de la unidad de Expresos Lara que colisionó contra un árbol en la Autopista Regional del Centro este lunes, fueron llevados a la morgue de Bello Monte, en Caracas.
Algunos con resignación, otros sin consuelo, todos en su dolor, esperaban a las afueras de la medicatura poder llevarse los restos de sus seres queridos. La mayoría no podrá velarlos porque sus cuerpos quedaron desmembrados.
José Materán, fue uno de los deudos de esta tragedia. Perdió a su esposa Milda Suárez, de 46 años y a su hija menor Carola Materán, de 15 años, estudiante de 4º año en un liceo de Barquisimeto. Ambas se subieron en el autobús que las traería a Caracas, donde tenían que retirar unos pasaportes.
La mujer era licenciada en Educación y trabajaba como docente en 4º grado del colegio Jiménez de Barquisimeto, estado Lara, donde vive su familia. El domingo a las 8:00 de la noche, ya estaba en el autobús junto a su hija pero no fue hasta las 10:30 de la noche cuando la jovencita le envio un mensaje de texto a su padre, para decirle que iban saliendo del terminal rumbo a Caracas.
Al amanecer, cuando eran las 6:30 de la mañana, Materán estaba frente al televisor, viendo una televisora local, cuando leyeron un twitter en el que informaban que había habido un accidente de tránsito en la ARC, a la altura de Paracotos.
Contó que le escribió un mensaje a su hija y quien le respondió fue un hombre que le dijo que había pasado por el sitio del accidente y que había muchos fallecidos. El sujeto había tomados 3 teléfonos celulares de las víctimas.
El hombre contó que su esposa y su hija tuvieron que viajar ese día porque habían tramitado sus pasaportes en el Saime de Barquisimeto y allí les informaron que debían retirarlos en la capital. El tuvo que firmarle a su esposa una autorización para que ella buscara el suyo, ya que tuvo suspender su viaje por trabajo. De lo contrario -dijo- yo probablemente estaría entre las víctimas.
A su juicio, la negligencia del Saime y los atropellos que se cometen con quienes tramitan sus pasaportes en el interior del país, fue en parte responsable de que perdiera a sus dos seres amados, porque nada tenían que hacer en ese autobús camino a Caracas.
Dijo que en las entrevistas que rindió por el accidente suministró todos sus datos. Sabe que el Ministerio Público está investigando el caso y solo espera que el fiscal lo llame para decirles al final cuál fue el veredicto. “En este caso tiene que haber responsables, tiene que haber un culpable, tienen que investigar, tienen que profundizar. Estoy en esta odisea lamentable”, agregó.
Vio morir a su madre
Maryuri Mas y Rubí, de 18 años, estudiante de bachillerato por parasistema, también viajaba en el autobús de Expresos Lara. Iba en el último asiento con su madre, Victoria Cortéz (49). La mujer que iba sentada del extremo de la ventanilla murió con el impacto al quedar atrapada bajo los asientos. Su hija, salió herida pero con vida.
La joven contó que estaba dormida cuando el golpe del colectivo contra el árbol la despertó de golpe. Cuando reaccionó estaba “en el aire”, se dio muchos golpes, sufrió excoriaciones en las piernas y en la frente. Ayer se sentía todavía muy adolorida.
Dijo que su madre quedó atrapada bajo los asientos. Los Bomberos de Miranda fueron quienes sacaron el cuerpo. Eran seis hermanos, el menor de apenas 8 meses de nacido pero en este viaje solo viajaban ellas dos.
Aunque sin detalles, narró que viajaban a Caracas porque su madre iba a tramitar en Fiscalía unos documentos de uno de sus hijos mayores. Ella recordó que en la vía tuvieron muchos contratiempos porque el chofer realmente iba “corriendo”.
“Pido a Dios que
nos dé fortaleza”
En la lista de 19 víctimas fatales está David Alexander Rondón Moreno (36), pastor de la iglesia Luz y Vida, en Barquisimeto y padre de dos niños. Iba con su amigo, José Alfredo Elorza Tovar, miembro del ministerio en la iglesia cristiana Casa de Paz.
Los dos hombres además de amigos y hermanos de la iglesia, laboraban en la compra venta de vehículos. Venían a Caracas porque Rondón había negociado la compra de un carro para su uso particular.
Su esposa, Roxana Terán dijo sentirse desconcertada. No quiso señalar a ninguna persona como responsable, ya que según dijo, el chofer del autobús, Roberto Azuaje, quien se encuentra detenido en la estación del INTTT, en Paracotos, también perdió a su esposa e hija. “El dolor no es solo para nosotros”, dijo.
La mujer que también dedica su vida a predicar la Palabra de Dios, indicó que solo le pide a Dios fortaleza para entender esto que sucedió, ya que “todo obra por el bien de los que aman al Señor. Le pido que nos ayude a superarlo”, agregó.
En la morgue estuvieron los familiares de otras de las víctimas del hecho que no habían sido entregados. Los otros once fueron llevados a la morgue del Hospital Victorino Santallea, para de esa manera agilizar las labores de las autopsias.
El chofer fue advertido
que bajara la velocidad
Algunos pasajeros le reclamaron al chofer del colectivo de la Línea Lara para que bajara la velocidad e incluso, en la carretera el colectivo fue detenido por la policía dos veces debido a la rapidez con la que viajaba.
Además del impacto que Maryuri Mas y Rubí sufrió de ver todo aquello y a su madre que parecía con vida, observó al autobús destrozado. Había a su alrededor muchos muertos, algunas personas desmembradas y con sus rostros desfigurados. “Nadie quería ayudarnos, los bomberos llegaron 15 minutos después”, contó la joven larense.
AA