A los 6 años de edad algunos familiares y allegados lo llevaban de la mano al estadio “Antonio Herrera Gutiérrez” para ver los juegos de los Cardenales de Lara. El verde de la grama, el público presente y el juego mismo, que ya comenzaba a ser su predilecto, le hacían un ambiente más que agradable.
El destino le llevó por otros caminos al convertirse en profesional de la pelota y ese mismo destino le cumplió hace pocos días uno de sus sueños más recurrentes y que, a decir verdad, era un secreto a voces: ser jugador de Cardenales.
Carlos Rivero no oculta la satisfacción que siente por llegar al equipo de su infancia y vía telefónica la voz lo delata al responder sobre la transacción entre Bravos y Cardenales que lo trae junto a César Hernández y lleva a la Isla de Margarita a Luis Jiménez y Mario Martínez.
“Hasta que se dio. Estoy súper contento. Siempre quise jugar en Barquisimeto. Sabía que Lara estaba interesado en mí desde que jugaba para el Caracas. Toda mi familia es de Cardenales. Mi esposa, mamá, hermanos, amigos, todos. Iba al estadio a ver jugar a Luis Sojo, Robert Pérez, entre otros y ahora incluso puedo jugar al lado de Robert, alguien a quien admiro muchísimo”.
Rivero sabe que la emoción de jugar en su ciudad natal es única pero a la vez es un compromiso importante sobre todo para un equipo que no disfruta de un título desde la campaña 2000-2001.
“Cardenales es un reto para mi carrera. No es secreto para nadie que en Barquisimeto lo que quieren es un campeonato. Me gusta ganar y creo que se está armando un conjunto para pelear. Soy una pieza más en medio de un equipo que va a salir a luchar cada juego. En mi mente esta darle un título a Lara”.
No es la primera vez que a Rivero le toca cambiar de uniforme tanto en Venezuela como en los Estados Unidos. Anteriormente jugó para Leones del Caracas y Bravos de Margarita mientras que en el norte ha sido ficha de Cleveland, Filadelfia, Washington y en la actualidad pertenece a Boston.
“He pasado por varios equipos pero ahora tengo una situación ideal. Por un lado voy a Cardenales y por el otro Boston es la organización que mejor me ha tratado. Estoy trabajando fuerte en triple A (Pawtucket) con el objetivo de ser consistente. Nadie es perfecto en este juego pero necesito ser más consistente. A veces tengo cinco juegos buenos y tres regulares o deficientes y esa es tarea pendiente. Eso me permitirá ascender en esta carrera”, explica Rivero, quien batea para .230 en 22 juegos en la antesala a las mayores.
Mientras busca esa consistencia espera con ansias la llegada de octubre para cumplir su sueño y de inmediato comenzar a buscar los objetivos y metas de los pájaros rojos.
“Hoy (el martes) en la mañana me llamó Luis Valbuena y también hablé con el ‘Chato’ Yépez. Ambos me dieron la bienvenida al equipo. Intercambiamos opinión sobre mi llegada pero lo más importante de la conversación fue el deseo que tenemos todos de hacer las cosas bien y jugar duro. Les dije que por lo general acostumbro comenzar a jugar desde el primer día y no creo que esta vez sea diferente”.
Rivero agradece a buena parte de la afición cardenalera que le ha dado muestras de afecto a través de las redes sociales.
“A todos los fanáticos de Cardenales gracias por el apoyo. A ni cuenta personal de twitter le han llegado una buena cantidad de mensajes de bienvenida. Les puedo decir que haré todo lo que esté al alcance de mis manos para ayudar al equipo. Su sueño de alzar el trofeo es también mi sueño. No queda otra que trabajar para lograrlo”.