Forma parte María Corina de la valiosa estirpe de la mujer criolla que no titubea en la encrucijada de la vida y toma siempre el camino correcto aún a riesgo de exponerse física y moralmente
La pieza más importante y en todo caso más característica del folklore criollo pudiera ser el fruto del genio y talento de ese barinés de excepción Alberto Arvelo Torrealba y que adorna cualquier fiesta en el llano en el imaginario y en la memoria de Florentino y El Diablo.
María Corina Machado es sin duda una mujer valiente. La hemos visto desafiando al poder y a los demonios que le sirven. La hemos visto en el contrapunteo parlamentario rodar por el piso y ser agredida y pateada en las emboscadas que le han tendido pero siempre supo cómo se escucha decir en los sectores populares “pararse en lo mojado si acaso se cayó en lo seco”. Por eso no vaciló en aceptar y concurrir la cita con el diablo porque ella así como le dijo la verdad a Chávez en su cara y a Diosdado en la Asamblea también se la diría a la Fiscalía General de la República.
María Corina une además a su temple un evidente talento. De fácil verbo y de precisa palabra muestra su formación y más aún su convicción. Forma parte María Corina de la valiosa estirpe de la mujer criolla que no titubea en la encrucijada de la vida y toma siempre el camino correcto aún a riesgo de exponerse física y moralmente. Digo que no es fácil; después de haber oído a un burócrata de la Asamblea Nacional llamado Fidel amenazarla con vejámenes de esos que en los penales se perpetran a diario.
Después de haber escuchado al propio Presidente de la República llamarla asesina y haber visto en cadena nacional al psiquiatra Alcalde de Caracas relatar otro cuento del gallo pelón, ese del magnicidio que sigue otros tantos fabulados que sólo persiguen distraer nuestra atención para que no pensemos en que cada día somos más pobres y más vulnerables a la inseguridad alimentaria, a la miseria que regresa en fuerza, al desempleo, al alto costo de la vida y a la desesperanza pero María Corina no arrugó y sobria, serena, noble acudió a su encuentro con Satán.
Guardando las distancias evoco en la historia la celebérrima apología de Sócrates y no porque compare a la María Corina con el maestro de Platón y principal protagonista de sus diálogos sino porque tienen en común, no haber aceptado la comprensible propuesta que los evadía ante el grosero peligro de la canalla y la razón que inspira ese gesto corajudo pareció la misma; sintió María Corina que su deber obraba en el ejercicio de la membresía política.
Necesitarán de mucho más para quebrar a quien sin duda constituye una referencia de la mejor Venezuela hecha carne y piel en esa mujer.
He tenido mis diferencias con ella. A veces siento que su pasión la compromete. Me habría afectado si la hubiesen dejado presa como por cierto me ofende y humilla saber de Leopoldo López, Simonovis y los muchachos estudiantes privados de su libertad, tratados como enemigos, perseguidos con saña por haber alzado con fuerza su voz y reclamado lo que el país sin distingo sabe y es que este proceso, esta revolución apesta y si la examinamos por sus resultados, seriamente, objetivamente la llamaremos fracaso pero viene la mañana de la verdadera Patria y amanecerá con Dios.
Nelson José Chitty La Roche