Su placa en el Hall de la Fama de los Indios lleva su ¨marca de fábrica¨: un fildeo a mano limpia
Cleveland siempre tendrá un lugar especial en mi corazón¨.
Fueron palabras de un emocionado Omar Vizquel, el sábado, luego de una atronadora ovación cuando ingresó por el jardín central y caminó hasta el cuadro interior, para la ceremonia de su exaltación al Salón de la Fama de los Indios.
Sus expresiones, por lo demás, son correspondidas por una afición que recuerda sus hazañas y no vaciló en acompañarle. Por eso vale destacar un hecho significativo: en el Progressive Field, estadio que registra la más baja asistencia de la temporada, se agotaron los boletos, y 40.712 aclamaron al venezolano.
No hay duda del legado que ¨el pequeño O¨ deja en la ciudad, apuntaba Jordan Bastian, uno de los periodistas que cubre las actividades de los Indios, quien cita las palabras del gran shortstop: ¨uno se prepara para momentos como este, pero cuando llega todo cambia, la emoción es muy grande¨.
En el campo le acompañaron otros miembros del Salón, Sandy Alomar Jr., Carlos Baerga, Mike Hargrove, Kenny Lofton, Charles Nagy y Andre Thornton y junto con él fue exaltado, en homenaje póstumo, el locutor Jimmy Dudley.
La placa del venezolano incluye una imagen en bronce haciendo un fildeo a mano limpia. Eso tan difícil pero que con tan aparente facilidad ¨patentó¨ durante su carrera. Un sonriente Vizquel besó la placa, todavía impresionado por el rugido de la multitud a su entrada, mientras en la enorme pizarra del Progressive Field corría un video alusivo a sus hazañas.
Hoy coach de los Tigres, durante 11 temporadas de una carrera de 24 Vizquel tuvo su hogar en Cleveland, donde cimentó la historia como uno de los grandes ejecutores defensivos del beisbol: allí coleccionó 8 de sus 11 Guantes de Oro, desarrollándose además como una formidable amenaza ofensiva. De 1994 a 2004 bateó para .283, con 60 cuadrangulares, 288 tubeyes, 39 triples, 584 carreras empujadas, 279 bases robadas, 612 boletos, 906 carreras anotadas y 1.616 hits en 1.478 juegos.
Está clasificado, además, en el ¨top pen¨ de la historia de los Indios en bases robadas (segundo), sencillos (quinto), carreras (sexto), tubeyes (octavo) y total de bases (décimo). Fue miembro de los equipos campeones de 1995 y 1997 en la Liga Americana y ayudó a los Indios a ganar seis títulos de división, convirtiéndose ahora en el cuadragésimo miembro del selecto ¨Hall¨ de los Indios.
Cómo no recordar el 16 de abril de 1994 -lo cita Alec Shirkey, otro de los comunicadores que trabaja para el equipo-, cuando Vizquel, llegado de los Marineros, jugaba su noveno encuentro con los Indios: falló buscando un fly, recibiendo un rolling y en un lanzamiento a segunda. Tres errores distintos en un juego, que por supuesto provocaron el abucheo general.
¨Regrésenlo a Seattle¨, clamaban, y el protagonista lo recuerda con una sonrisa. Esa impresión no tardaría en cambiar, pues en adelante estuvo 51 juegos sin fallar y totalizó apenas seis errores en la temporada. Al final de su carrera, .985 en fildeo, número 1 de la historia y en este momento solo superado por el activo Try Tulowitzki. Sus compañeros recuerdan que se convirtió en líder del ¨club house¨, siempre con el comentario positivo, aleccionador.
¨Hay muy pocas oportunidades para ser parte de un Salón de la Fama¨, diría Vizquel luego de los actos. ¨Pienso que es algo de mucho prestigio ser mencionado como tal, especialmente con todos los grandes jugadores que han estado en la organización por largo tiempo. Yo estoy sumamente honrado¨.
Expresiones que, por supuesto, dieron pie a consideraciones sobre las posibilidades de que llegue a Cooperstown. Al respecto, señaló: ¨Al retirarse uno no piensa mucho en eso. Ahora, con lo de hoy, la gente habla, recuerda números y me compara con algunos que están allí, argumenta sobre el asunto. Y se me ocurre que la ceremonia abrirá muchos ojos y se detendrán a ver números de mi carrera¨.
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