Desde que Gabriel empezó el colegio sus padres han tratado, inútilmente, de borrarle de la memoria la canción «patria, patria, patria querida» que le enseñaron sus maestras y que fue el himno del fallecido presidente Hugo Chávez en su última campaña presidencial librada en 2013.
La conoce completa porque hizo su primer año en una escuela estatal de las llamadas «bolivarianas», bautizadas así por el líder socialista en 1999 y que ya absorben 80% de la matrícula. Ya ha pasado un año de su cambio a un colegio privado y aún entona la letra con total inocencia.
A los padres de Gabriel, así como a otros, les inquieta la ideologización chavista en los colegios, con textos en los que figura como coautor Hugo Chávez, «comandante supremo de la revolución bolivariana».
Algunos libros tienen como título «La patria buena: Matemáticas», donde los problemas de suma o resta se ejemplifican con programas sociales del gobierno. Otros acompañan la frase «suprema felicidad» a través de una ilustración de Chávez leyendo la Constitución, mientras lo escuchan una niña sentada en sus piernas y un niño de pie disfrazado como el Libertador Simón Bolívar.
«No quiero que le laven el cerebro a mi hijo. No puedo aceptar que el gobierno haga de la educación un asunto de política», dijo a la AFP Beatriz Bencomo, madre de dos alumnos. «No quiero que adoctrinen a mi hijo con eso del socialismo», agrega Sara Martínez.
Libros y consultas
En sus 15 años de gestión el chavismo hizo un par de intentos de reformar el currículo hacia una educación socialista que, aunque se detuvieron tras recurrentes protestas de maestros y padres, en la práctica están vigentes.
Para Leonardo Carvajal, representante de la asociación civil Asamblea de Educación, estos contenidos se imparten en los colegios a través de unos 35 millones de libros de la llamada Colección Bicentenario, repartidos en escuelas primarias y secundarias y que incorporan «contenido político» en textos de matemática o ciencias sociales (historia).
«Se convierten en una vulgar propaganda», explica Carvajal a la AFP.
La historiadora venezolana Inés Quintero, autora de «El relato invariable: Independencia, mito y nación», ha leído todos los ejemplares de ciencias sociales y, sin titubear, asegura que «hay un maltrato a la historia (…) una clara tendencia a favorecer el proyecto político actual y los programas políticos del gobierno», dijo a la AFP.
Más de cinco millones de niños y adolescentes de colegios oficiales, así como algunos centros educativos privados, utilizan estos libros desde hace tres años.
Y a pesar de que recrudecieron las críticas de padres, maestros y gremios educativos que se niegan a utilizarlos, fue en los últimos meses cuando el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, reconoció que «hay que mejorarlos».
También este año el gobierno de Nicolás Maduro realizó una consulta sobre la calidad de la educación a la que muchos padres se negaron a responder y prohibieron la participación de sus hijos, pues consideran que pretende «legitimar» el socialismo en las aulas impuesto, entre otras cosas, con estos libros que prometen llegar nuevamente a los colegios para el año escolar 2014-2015.
Ya en 2012 el gobierno había aprobado la resolución 058 que creó los Consejos Educativos, una instancia que incorpora a los colectivos sociales como «responsables y corresponsables» de las políticas educativas, ganándose así el rechazo de algunos padres y maestros.
Un sin sentido
Beatriz Bencomo, como muchos otros padres, critica que se hagan seudo consultas de reforma después de haber impreso los textos que ya las incorporan. «Es un sin sentido», dice.
Ella rechaza que a su hijo le enseñen matemáticas con libros que se explayan sobre la «erradicación del latifundio» o de los gubernamentales y partidizados Mercados de Alimentación que garantizan «la seguridad y soberanía alimentaria de nuestra población».
Tampoco aprueba que a su pequeño le planteen problemas de matemática como el siguiente: «En la empresa de propiedad social (…) se empaqueta azúcar siguiendo los principios de solidaridad contenidos en la Constitución Bolivariana. Para un pedido especial deben empaquetar 12 kg de azúcar en bolsas de kilo y medio. ¿Cuántas bolsas deben usar?».
En una reunión en un parque del este de Caracas, Alexis Ramírez, presidente de la Federación Nacional de Representantes, alzó la voz entre los aplausos de una veintena de padres reunidos a quienes exclamó: «Aunque yo sea chavista de alma, mi hijo merece una educación independiente. Es importante que los niños desarrollen un pensamiento libre».
AFP