Aunque nunca perdió la conciencia, admite que hay muchas cosas que no recuerda con claridad de la noche del 23 marzo. “Mi nuero asegura que en la primera llamada que me hizo me dijo que Adriana estaba muerta, siento que mi mente se anuló para no escucharlo”.
A tres meses del asesinato de Adriana Urquiola, Manuela Pérez recuerda lo que vivió la noche en la que su hija fue alcanzada por una bala cuando caminaba cerca de una protesta en la carretera Panamericana.
“Yo pensaba en ese momento –tras recibir la llamada- que tenía que ir a mi apartamento a buscar un abrigo para protegerla, imaginaba que en el hospital donde la tenían haría mucho frío”. Manuela se encontraba en su oficina, ubicada en el mismo edificio de su residencia cuando recibió la noticia de que su hija menor, quien estaba embarazada había recibido un balazo.
Lo primero que hizo fue llamar a un vecino, “me di cuenta que algo estaba pasando cuando comenzó a sonar mi celular con decenas de llamadas de las amigas de Adriana, la única que respondí fue la de la suegra de mi hija mayor y le digo que iba rezando para que los médicos lograran salvarla”.
45 minutos antes, Adriana, junto a su esposo, regresaba a su residencia en la ciudad de Los Teques a bordo de un autobús cuando a la altura de Los Nuevos Teques debieron descender de la unidad y caminar luego que un grupo de vecinos trancaran la Panamericana en protesta.
Cayó a pocos metros de la entrada a la referida urbanización herida mortalmente, aunque fue trasladada inmediatamente a la sala de emergencia del Hospital Victorino Santaella falleció en pocos minutos.
“Siento que me enteré de la noticia cuando llego al hospital y le pregunto a la persona que estaba en recepción y dice que había muerto, caí al piso. Tengo lagunas, las piernas se desvanecían”, recuerda.
A la espera de justicia
Manuela fue mamá y papá, “siempre fuimos las tres, para todo siempre juntas”. Asegura estar orgullosa de la educación y principios que sembró en sus dos hijas, Adriana e Iliana.
-Mis hijas fueron chamas que nunca le dieron dolores de cabeza a su madre (…) Me queda la satisfacción que Adriana hizo lo que le dio la gana, deportes extremos, viajes con sus amigos; Adriana tuvo el privilegio de poder hacer como niña y adolescente todo lo que quiso, ella fue un ser humano completamente integro.
Recordó que Adriana comenzó en cuarto año de bachillerato su trabajo social en el Hospital Victorino Santaella con las niñas adolescentes embarazadas, de allí venía su amor por lo social.
Luego se involucra en un proyecto musical cuando tenía 14 años con la escuela de sordo de Los Teques, comienza cursos de lenguaje de señas los fines de semana. Es así como junto a un grupo de sordos se convierte en quienes difunden la lengua de señas en Los Teques.
-Cuando sale de bachillerato manejaba el lenguaje de seña como un sordo y mucha gente creía que ella era hija de sordos y la llamaban la sorda o la mudita. Comenzó a estudiar administración y dijo esto no es lo mío, luego estudió música y finalmente docencia mención deficiencia auditiva. Su carrera la hizo sobrada como manejaba ya a la perfección el lenguaje, ella tuvo el cargo de docente interina a los 17 años.
Posteriormente asiste a un casting en Venevisión y queda seleccionada para convertirse en la traductora de señas del noticiero, labor que ejecutó por varios años y la convirtió en pionera a nivel nacional.
“Para los que escuchamos perfectamente Eduardo Rodríguez es el importante en el noticiero, para miles de sordos la importante era ella, porque era quien le comunicaba todo, a través de ella se enteraban de todo lo que ocurría en Venezuela y el mundo”.
-Su hermana mayor desde que se caso quiso irse de Venezuela porque no se sentía segura acá, mientras Adriana nunca pensó en eso, finalmente fue más sabía la decisión de la mayor.
A tres meses de su muerte y a pesar de que el asesino admitió públicamente haber cometido el crimen, el sujeto sigue en libertad. Pérez junto a familiares, amigos y conocidos de la Adriana Urquiola exigen al Gobierno Nacional presionar para lograr su captura en Colombia –país al que habría salido el 30 de abril- y su extradición a Venezuela.
Daniel Murolo
dmurolo@diariolaregion.net