La pieza “Jazmines en el Lídice” de Karin Valecillos ganó cuatro galardones teatrales y la primera actriz Glayds Prince otros dos
Nunca sospechó Karin Valecillos que su pieza teatral “Jazmines en el Lídice” recibiría durante la temporada 2013-2014 cuatro galardones: el primer Premio de Dramaturgia Isaac Chocrón, los Premios Municipales de Teatro de Caracas en los renglones de Mejor Producción y Mejor Obra y más recientemente el galardón de Mejor Dramaturgia de la Asociación Venezolana de Critica de Teatro (Avencrit), cuerpo colegiado que yo presido. Y por si fuera poco, la primera actriz Gladys Prince también recibió sendos galardones por su rol protagónico, el Municipal y el de Avencrit.
¿Qué tiene “Jazmines en el Lídice” para conquistar tantos galardones? ¿Por qué no le programan una temporada de varias semanas en los teatros de Fundarte? ¿Por qué ahora será llevada al cine? Son varias preguntas que los lectores se podrán hacer y hasta manifestar sus opiniones o respuestas, mientras tantos nosotros recordamos que se trata de una coproducción de la fundación Esperanza Venezuela, de carácter artístico, social y apolítico, la cual apuntaló el trabajo de la agrupación Tumbarrancho, correctamente dirigido por Jesús Carreño, con música original de Abiram Brizuela y las estremecedoras actuaciones de Gladys Prince, Omaira Abinadé, Rossana Hernández, Patrizia Fusco, Samantha Castillo y Tatiana Mabo.
Lídice
Y como de violencia se escribe, conviene precisar que, en el noroeste de Caracas, existe, desde 1943, la urbanización Lídice para rechazar el exterminio que hicieron los nazis de los casi dos mil habitantes de ese pueblo checoslovaco, porque se rebelaron contra la opresión fascista.
Y es ahora, en esta segunda década del siglo XXI, gracias a la magia del teatro, en nuestro Lídice hay una casa, la morada de Meche, donde crecen en porrones unos jazmines. Ella hace seis años perdió en manos de la violencia a su hijo Raúl. Sus hijas Anabel y Dayana, a quienes también mataron a sus vástagos, tratan de persuadir a la madre de que se mude a otro lugar porque anda suelto el asesino de Raúl.
La obra se desarrolla cuando ellas junto, a la vecina Yoli; Aída, abogada y amiga de la casa; y Sandra, la viuda de Raúl, se reúnen con Meche para convencerla de marcharse. Sin embargo, ella está arraigada a su comunidad, pues, pese al dolor, ha encontrado en la pérdida de su hijo un vínculo con otras madres y siembra jazmines como quien cultiva esperanzas.
Eso es “Jazmines en el Lídice”, realista y estrujante teatro basado en testimonios de 54 madres que perdieron a sus hijos, ellas ahora se protegen y luchan desde Esperanza Venezuela. Muestra, pues, la vida de seis venezolanas quienes encontraron una manera de salir adelante por encima de la tristeza de haber perdido a sus hijos. La pieza pretende ser un punto de partida para recuperarnos como sociedad y evitar que esas tragedias continúen repitiéndose.
Hermoso mensaje
Nosotros estamos plenamente convencidos que “Jazmines en el Lídice” es una manera pulcra y sensible, además de altamente creativa, de acercarse desde lo humano al universo de esas venezolanas, quienes encontraron una manera de salir adelante por encima de la tristeza, y cuyas sus historias son punto de partida para recuperarnos como sociedad. Es también un hermoso homenaje a las mamas que se yerguen y prosiguen luchando por la vida. Se realiza sobre la peligrosa cuerda floja del melodrama lacrimógeno y convence plenamente porque esa realidad que plasma no es ajena al público.
¡Nadie puede decir ahora que el teatro contemporáneo criollo está de espaldas a la realidad en que vivimos!
Premios 2013
Durante el Día Nacional del Teatro, La Asociación Venezolana de Críticos de Teatro entregó a los artistas merecedores del Premio de la Crítica Avencrit 2013, el sábado 28 de junio, a las 11 AM, en la Sala Rajatabla. También decidió otorgar sendos Premios Especiales para Carlos Márquez y Tania Sarabia por sus dilatadas trayectorias profesionales. Los ganadores, en la categoría de Teatro para Adultos, fueron: Mejor director Costa Palamides (Tierra santa).Mejor productor Carlos Scoffio (Rondó Adafina).Mejor productora Sonia Whitman (Rondó Adafina). Mejor actriz Gladys Prince (Jazmines en el Lídice). Mejor actor José Gregorio Martínez (El hombre más aburrido del mundo). Mejor actriz de reparto Samantha Castillo
(Jazmines en el Lídice). Mejor actor de reparto Jorge Palacios (El gigante de mármol). Mejor dramaturgia Karin Valecillos (Jazmines en el Lídice). Mejor maquillaje Jesús Hernández (Un enemigo del pueblo).
Mejor vestuario Joaquín Nández (Un enemigo del pueblo). Mejor iluminación Víctor Villavicencio (Tierra Santa). Mejor escenografía Rafael Sequera (Bajo tierra. Mejor música original Nacho Huett (Un enemigo del pueblo).
TEATRO PARA NIÑ@S: Mejor actriz Deymar Oropeza (¿Quién nos vendió la luna?). Mejor actor Elvis Chaveinte (Mi amiguito Frankenstein). Mejor Director Oswaldo Maccio (El día que cambió la vida del señor Odio). Mejor dramaturgia Manuel Manzanilla (¿Quién nos vendió la luna?). Mejor productora Teatro La Bacante (El día que cambió la vida del señor Odio). Mejor productora María Eugenia Romero (El día que cambió la vida del señor Odio).
414 años
Antes de la llegada de los españoles a la que sería después Venezuela, los indígenas o aborígenes desarrollaban algunas manifestaciones teatrales rudimentarias, tales como pantomimas y la representación simbólica de fenómenos naturales. Pero lo que se tiene como basamento y determina que se decrete el 28 de junio como el Día Nacional del Teatro en Venezuela, se remonta al año de 1600 y el mismo se registra en el Libro de Actas del Cabildo de Caracas, donde se inscribe la solicitud para presentar una comedia. El decreto de la celebración oficial pertenece al presidente Carlos Andrés Pérez, quien durante su primer mandato firma esta resolución: el 13 de junio de 1978.
54 mujeres
La fundación Esperanza Venezuela, integrada por las madres de las víctimas de la violencia cainítica que azota a Venezuela se organizaron y salieron a las calles caraqueñas para mostrar las fotografías de las 54 mujeres que perdieron a sus descendientes en manos del hampa o de enloquecidos policías. Singular modo de pedir paz y reconciliación que demuestra la firme voluntad de luchar para impedir más muertes. Ellas le ponen la cara a la esperanza para buscar el fin de esa violencia que amarga la cotidianidad de esta Tierra de Gracia, violencia que diezma a la juventud pero que arremete contra la sociedad en general
El Espectador / E.A. Moreno-Uribe
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Foto: Cortesía / Javier Figueras