El ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, informó que están plenamente identificados los sujetos que ingresaron armados el pasado domingo a la emergencia del Hospital Clínico Universitario de Caracas. “El Cicpc los está buscando”, afirmó
El ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, informó que ya fueron identificados los autores del doble homicidio que se registró este domingo en el Hospital Universitario de Caracas. Se trataría de Antony Javier Verdú (27), ex funcionario de Policaracas, y Estiven Verdú, ex polinacional.
La atención en emergencia de adultos del Hospital Clínico Universitario quedó suspendida durante 48 horas, mientras se decide en Consejo Universitario, las medidas que se tomarán para garantizar la seguridad en el centro de salud que funciona en la principal casa de estudios del país.
Durante dos horas y media, médicos, vigilantes, personal administrativo y obrero del HUC, estuvieron reunidos con la directiva del centro asistencial. Expusieron sus exigencias en materia de seguridad y aprovecharon la ocasión para hablar de otros problemas como la carencia de insumos médicos.
La reunión estuvo presidida por el director del Clínico Universitario, doctor José España, quien ofreció una solución inmediata: el cierre de la emergencia de manera temporal, a la espera de llegar a un acuerdo con las autoridades de la UCV. “La medida es transitoria, con las consecuencias que eso traiga, pero no tenemos otra salida”, indicó.
España aseguró que será una medida extrema pero es la única manera de presionar un acuerdo con el órgano rector para que permita el ingreso de la fuerza pública, al menos, a las instalaciones del HCU.
“Ellos deben hacer una excepción. Nuestros vigilantes no están armados. En la emergencia recibimos un gran número de pacientes a diario. Nuestro mayor problema es con esas bandas que tienen rencillas y llegan aquí buscando saldar cuentas. Esto se ha convertido en el paraíso para esos delincuentes”, dijo.
En la asamblea, los médicos y enfermeros se quejaron de la situación que los afecta dentro y fuera del centro de salud. Dijeron que son víctimas de robos, desde el estacionamiento hasta en el trayecto que va de la estación del Metro Ciudad Universitaria al hospital, sobre todo los fines de semana.
Por su parte, el doctor España, ofreció solicitar un sistema de transporte para que realice los traslados. En cuanto al orden interno, dijo que hace un mes se comenzó a aplicar el empleo de brazaletes para identificar a los familiares de los pacientes que ingresan a los diferentes pisos y así distinguir de personas no autorizadas que transitan por el edificio.
El galeno se eximió de cualquier responsabilidad, si este mecanismo no está siendo aplicado con severidad por parte del personal de vigilancia, de quien aseguró recibieron una lista de peticiones para su dotación. “Les compramos radios, dispositivos de gas pimienta, unas linternas”.
Este señalamiento fue cuestionado por miembros del cuerpo de vigilancia que interrumpieron al director del hospital para asegurar que solo les dieron parte de los equipos y que además, no servían.
Complicidad interna
Cuando los médicos en asamblea expusieron que los autores del doble asesinato habían ingresado con carnets del hospital, el director les respondió que eso era parte de las investigaciones que realizaba el Cicpc, a quien se le permitió el pleno ingreso este domingo para que colectaran las evidencias. Desde su asiento, un trabajador elevó la voz para decirle abiertamente que él (José España), era consciente de que “los colectivos están aquí, adentro de hospital”.
El médico residente, José Manuel Olivares, tomó el derecho de palabra en el podio para expresarle al director que estaban aceptando su propuesta de cerrar temporalmente la emergencia, «siempre y cuando ustedes reconozcan que es porque el hospital no puede garantizar la seguridad del personal médico y obrero. No es porque nosotros nos negamos a brindar atención, ni es un problema de la autonomía universitaria de la UCV», aclaró.
El cuerpo médico y de enfermeras se declaró en asamblea permanente hasta que se llegue a un acuerdo definitivo, mientras que la directiva reveló que está planteada en última instancia el cierre definitivo de la emergencia del hospital, aunque explicaron, esa sería una decisión que se debe tomar a otro nivel, previo acuerdo con el Ministerio de Salud y el Ministerio de Interior y Justicia.
Las emergencias de obstetricia y pediatría seguirán funcionando pero solo por casos de estricta urgencia, mientras se evalúa si de igual manera se suspende ese servicio.
Un solo tirador
Luego del análisis de los videos en las cámaras de seguridad y las entrevistas a los testigos, la policía determinó que fueron dos sujetos los que ingresaron al Clínico Universitario. A su huida, por la parte posterior que conduce al estacionamiento subieron a un carro Fiat blanco que los esperaba. Presumen que el grupo era mayor.
La enfermera Rauldy Silva, fue una de las testigos del tiroteo que se registró en el piso 6. Estaba en el pabellón H, donde iniciaban la intervención del paciente Edison Balza (27), cuando un hombre moreno y con camisa verde ingresó sin la bata de cirugía en plena operación.
Este delincuente entró por el pasillo del área de quirófano y fue primero al área de recuperación, donde no encontró a quién buscaba. Luego entró al pabellón donde sorprendió a los médicos que operaban al paciente y les preguntó si a quien tenían allí era a “Edison Balza, el del tiro en el cuello”.
El paciente en realidad tenía un disparo en el abdomen y estaba siendo sometido a una laparotomía exploratoria. Sorprendidos, ante la presencia del intruso que vestía de manera inadecuada, los médicos le exigieron salir porque estaba en una zona estéril. Instantes después escucharon los disparos.
El antisocial abandonó el quirófano y salió del área, pero en el pasillo se encontró con dos familiares del herido, su hermano Said Balza (24) y otro que logró correr para escapar. El primero también corrió pero atravesando la puerta al otro extremo del pasillo. Se escondió en enfermería, donde estaba una enfermera y un anestesiólogo.
Aunque cerró la puerta para ocultarse, el asesino logró verlo a través del vidrio que fracturó para dispararle. Los cristales al quebrarse, cortaron al galeno que se recostó hacia la pared mientras se cubría con las manos. Balza quedó muerto en el piso, junto al escritorio.
De inmediato, el homicida regresó al pabellón H, donde encontró al paciente solo porque los médicos que lo intervenían se escondieron en un espacio que comunica a dos quirófanos y le disparó a sangre fría. En ese momento Edison Balza estaba inconsciente y bajo los efectos de la anestesia. Murió al instante.
El criminal corrió de vuelta al pasillo donde descendió junto a su cómplice por las escaleras, pero se encontraron de frente con un trabajador de limpieza y le dieron disparos en las piernas. Este herido está fuera de peligro.
Según trascendió, cuando se conoció del doble asesinato de los hermanos, compañeros de las víctimas llegaron al hospital y rescataron a otros dos heridos producto del tiroteo en el barrio Los Sin Techo, en El Cementerio que fueron ingresados junto a Edison Balza a tempranas horas del día, por temor a que también llegaran a matarlos.
Las averiguaciones por este hecho están a cargo de la División contra Homicidios del Cicpc. Se presume que la misma banda que actuó, presuntamente perteneciente al colectivo “Divino Niño” que opera en El Cementerio, fue quien protagonizó la balacera en el barrio ese día, pero al saber que Balza había salido con vida llegaron a rematarlo.
LaVoz / AA