Esta tecnología, sostiene el asesor ambiental Hernán Papaterra, “permite crear fuentes de empleo, le da ingresos a los municipios a razón de impuestos y permiten que los servicios de aseo público se descongestiones y puedan ir a las zonas populares”
Para el venezolano, si no es que para todos los latinoamericanos, el reciclaje no es más que tomar un producto cualquiera y darle un uso diferente al que fue creado para no tirarlo al basurero. Según Hernán Papaterra, asesor ambiental y expresidente de la Asociación de Reciclaje y Producción Limpia, esta es una imprecisión fatal.
-El reciclaje es una actividad industrial que recupera materiales de desecho para refinarlos y usarlos como materia prima para otros productos para volverlos a colocar en el ciclo económico de la oferta y demanda.
-¿Cuál es el papel que debe tomar las alcaldías y la comunidad?
-Lamentablemente, las alcaldías se han limitado a campañas para hacer manualidades con materiales desechables. Y el reciclaje solo tiene sentido cuando hablamos de grandes cantidades de materiales recuperados siendo utilizados para crear nuevos productos. En Venezuela lo que se requiere es reciclaje industrial, masivo, y fundado en una cultura comunitaria de separación de residuos.
“No solo hay que pensar que el reciclaje solo evita la contaminación, también previene la degradación de los recursos naturales, permite crear fuentes de empleo, le da ingresos a los municipios a través de impuestos y permiten que los servicios de aseo público se descongestionen y puedan atender los sectores que hasta entonces tenían desatendidos”.
Una oportunidad
-¿Dónde empieza el proceso de reciclaje?
-Antes de reciclar, se le debe enseñar a la población a reducir su consumo de productos hechos con materiales no renovables y a saber reutilizarlos. Solo entonces podemos hablar de reciclaje, y la gente cumple un papel central en el proceso: deben aprender a separar sus residuos en distintos tipos y así facilitar su reciclaje. Y así ayudan a reducir la contaminación y a cambiar la estética de la ciudad: ya no verán los botaderos de basura o las bolsas tiradas en la calle esperando que el Aseo pase por ellas algún día.
-¿Qué papel tiene el Estado en la creación de esta educación ambiental?
-Si la población no ve que se cree un modelo de gestión adecuada de la basura, lo primero que pide es que le alejen lo más posible eso que va a estorbarle, que afea las calles y perjudica su calidad de vida. Mientras el Estado solo fomente una fase del sistema de la gestión de los residuos (el aseo urbano), no permitirá la creación de empresas de reciclaje.
-¿Entonces por qué un empresario debería arriesgar su capital en el reciclaje?
-El reciclaje es una oportunidad para quien separa, clasifica y le agrega valor a los residuos; hay un sector de la industria, relativamente alto, que utiliza esos materiales reciclados como materia prima.
Reciclaje y desabastecimiento
-En este momento no hay botellas, ni de plástico ni de vidrio, todo lo hemos botado y enterrado y ahora no hay materia prima para hacer más. Si seguimos botando los productos aprovechables tendremos que seguir sacando materiales vírgenes de la tierra y si no lo podemos hacer vendrá la escasez.
“Asimismo ocurre con las empresas que hacen aparatos de medición médicos que usan mercurio: podrían abastecerse de materia prima con los bombillos fluorescentes que entregó el Gobierno. Si lo que hacemos es utilizar productos no renovables, que luego tiramos, no solo que el reciclaje se volvería inviable, sino que se agotarían la materia prima para dichos productos”.
Los pranes de la basura
Según denuncia Papaterra, los rellenos sanitarios que hay en Venezuela tienen un manejo y un control adecuado. Son botaderos a cielo abierto que han colapsado debido a la presión demográfica. Además, están administrados por los “pranes de la basura”: lideres de mafias que explotan a las personas que extraen materiales reciclables y los comercializan con las empresas recicladoras, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, en condiciones que la OIT llama trabajo esclavo e infantil.
Letra muerta
“Existe un marco jurídico no reglamentado, no difundido y no respetado; en la realidad es como si no existiera. Existe desde el 2010 la ley sobre la gestión integral de la basura, que es acompañada por la ley orgánica del ambiente, que califica como infracciones el mal manejo de la basura, y acaban de aprobar la ley penal del ambiente, que penaliza hasta con cárcel y expropiación a quienes produzcan impacto ambiental negativo. Existe una amplia gama de legislación, pero en los hechos esta es inoperante”, dice Hernán Papaterra
Luís Guillermo Valera