“Cada uno de nosotros es como es. No hay caretas, ni personajes y esa verdad es la que le gusta al público”, dice el también columnista de La Voz, Diego Kapeky, al referirse al espacio rating de La Bomba de Televen
El animador Osman Aray, el periodista Jheisson Rodríguez y el reconocido columnista y “Rey del tubazo” Diego Kapeky, no tienen pelos en la lengua. En cambote, acuden todos los jueves a “¡Qué escándalo!”, candente segmento incluido en el no menos explosivo espacio La Bomba -transmitido por Televen a las 11 de la mañana- luego de, como relata Rodríguez, las invitaciones intermitentes extendidas durante el 2013 a él y a Kapeky. El resultado fue tan aplaudido que, con la valiosa orientación de Aray, se convirtió en una esperada cita semanal fija. Kapeky adjudica el éxito al hecho de que “cada uno de nosotros es como es. No hay caretas, ni personajes y esa verdad es la que le gusta al público. Jheisson es más analítico, yo soy más frontal”, describe, mientras que el término mediador lo representa Aray. Todo el equipo de ¡Qué Escándalo! celebra el galardón “Ánton Awards” en el renglón “Segmento más exitoso de farándula del año”, amén de convertirse en varias oportunidades en trending topics, como ocurrió el jueves pasado con el tema; «Reinas sin corona»
“Duélale a quien le duela” son verdades la que se dicen en ‘¡Qué Escándalo!”, declara el periodista. Pero también se toman la molestia de evaluar y comentar “sin anestesia” sus pareceres en torno a los noticiones dados, todo debidamente investigado, procedimiento que, según Kapeky, “es obligatorio. Además de documentarme y haberlo vivido en su momento, lo dicho se basa en hechos fehacientes. Las opiniones sí las emitimos con toda la responsabilidad del caso”, aclara, «aunque haya algunos que se molesten…pero nada de lo dicho es falso».
Siempre atentos a indagar en torno a “qué pasó, qué pasa y qué podría pasar con el caso expuesto en el momento”, como agrega Aray, el vilipendio queda fuera del cometido de la sección en donde se han ventilado hechos como luminarias que han quedado desempleadas sorpresivamente, los amoríos de las exmisses, los revuelos de Diosa Canales y la siempre interesante vida de Lila Morillo.
La materia prima es gentilmente aportada por los famosos: “Los artistas saben que a la gente le encanta un show y ellos, con sus acciones y talentos, son quienes nos nutren para realizar el programa”, determina Diego Kapeky. Semejante aprovechamiento de recursos no siempre es bien recibido por las celebridades. Aray confirma que algunos “se molestan, pero siempre hemos manejado el respeto y la ética profesional. Cuando llaman y reclaman algo, siempre se les da la ventana para defender su punto de vista, aunque nunca hemos difamado a nadie. Eso no está planteado ni en el programa, ni en el segmento”.
Prometiendo subir los decibeles de explosividad -porque, como enumera Rodríguez “ya tenemos el ritmo y la dinámica del segmento y eso lo hace aún más fluido; además de la lengua de Diego, quien a veces lanza unas cosas que uno se queda sin palabras. Hay veces que Osman me dice: ‘Es encantador, pero provoca matarlo’ (risas)”-, “¡Qué escándalo!” sigue saboreando su cúspide y hasta quién sabe, termine expandiéndose a la radio: “No lo había pensado, pero te compramos la idea”, anticipa Aray.
Por ahora, seguirán en su tónica, siempre aupados por el contacto directo con sus seguidores a través de las redes sociales, sensor del rotundo éxito de este fragmento, el más visto en la TV criolla.
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