*** No hay “secretos” ni “misterios”. La única clave es ser ruteros con la gente, es estar TODO el tiempo al lado del pueblo en su pelea por una vida mejor, haya o no haya elecciones. Acompañar al pueblo en su lucha, así no nos gusten del todo sus consignas o el color de sus franelas
La primera vez que entrevisté a un dirigente popular chavista en un barrio, al principio no quiso declarar: “No, que va, yo a esa radio no le declaro, esa radio es golpista-fascista-terrorista”, dijo apenas pudo ver en el micrófono el “taco” que identificaba a Radio Caracas Radio. Yo le respondí que podía tener la opinión que fuera sobre la emisora, pero que el espectro radioeléctrico es de la Nación y que él tenía derecho a hacer conocer su opinión a través del mismo. Renuente aun, me dijo: “No, vale, después tu vas a alterar todo lo que yo diga y vas a poner en mi boca palabras que yo no he dicho”. Entonces coloqué el audífono en su oído, para mostrarle que el programa era en vivo, y que nada ni nadie podría alterar sus declaraciones…
Entonces sí habló, y pasó aproximadamente tres minutos y medio, todo el tiempo que alguien puede estar hablando sin respirar, diciendo cosas como que “el socialismo es lo mejor”, o “mi comandante tiene buenos sentimientos”. Cuando al fin hizo una pausa para respirar, aproveché y le dije: “Muy respetable su opinión. Ahora dígame: ¿Desde hace cuando no pasa por aquí el camión del aseo urbano?” “¡Nuuuunca!”, fue su respuesta. “Y el agua potable, ¿Cuando viene?” “Eso sí se ha acomodado últimamente”, contestó: “Ahora viene puntualmente cada nueve días, y mientras tanto están las cisternas”…
Fue así como aprendimos, mediante el costoso método del ensayo y error, que la quincalla ideológica divide mientras que los temas de la vida real nos unen. Así aprendimos que la polarización es un “lujo” que se pueden dar quienes tienen resueltos sus problemas básicos de subsistencia, pero que en los sectores populares, donde la solidaridad es un requisito para la supervivencia, “despolarizar” significa unir pueblo con pueblo para enfrentar (juntos y mejor) a ese adversario común que es la burocracia incompetente y corrupta que nos desgobierna.
De aquel diálogo han pasado ya nueve años, los nueve años que este viernes 4 de Julio cumplió el Radar de los Barrios. El señor chavista ya no es chavista (“demasiado embarque”, me dijo, “demasiado embuste, ellos quieren el socialismo para uno pero el capitalismo para ellos…”). Tampoco es militante de la oposición (“Ay, amigo Chuo, yo no puedo estar con la oposición porque la oposición no está conmigo!”, contó la última vez que hablamos sobre el tema: “¿Usted ha visto aquí en el barrio algo que tenga que ver con la oposición, una propaganda al menos? ¡No todo es aparecer en tiempo de elecciones!”). Hoy Ramón es la voz de su barrio en el Radar, y la voz del Radar en su barrio.
La realidad de la lucha
Es así como Ingrid Palacios en Petare Sur se hizo amiga y compañera de luchas de los chavistas estafados por el Ministerio de la Vivienda en los edificios de El Morro; es así como Héctor Vizcaya en Catia hace hoy causa común con los vecinos oficialistas del Comité de Tierras de El Manguito, enfrentando juntos al alcalde Jorge Rodríguez. Es así como en Vargas Carlos Texeira se alió a Zulay Noguera, la jefa del chavismo popular de Naiguatá, para enfrentar el ecocidio promovido por el gobierno regional de García Carneiro. Es así como Evelyn Martínez apoya a los vecinos chavistas, opositores e independientes que en Antímano lograron rescatar al Consejo Comunal “El Carmen Socialista” de la rosca gobiernera que ni hacia nada ni entregaba cuentas. Es así. Exactamente así.
Es la realidad de la vida, de la lucha. No hay “secretos” ni “misterios”. La única clave es ser ruteros con la gente, es estar TODO el tiempo al lado del pueblo en su pelea por una vida mejor, haya o no haya elecciones. Acompañar al pueblo en su lucha, así no nos gusten del todo sus consignas o el color de sus franelas. Pero siempre allí, de manera que si la lucha termina en victoria celebremos juntos, y nadie nos vea como “coleados” en la fiesta. O si la lucha no concluye en logro también estemos allí, no con la actitud necia del “yo te lo dije”, sino con la conducta solidaria de quien promueve aprender de la experiencia para luchar más y mejor en la siguiente oportunidad. No es una “receta” que pretendamos exportar. No nos imaginamos como “modelo” para nadie. Simplemente compartimos la clave que nos ha permitido estar nueve años luchando, aprendiendo, creciendo.
No es tampoco un “descubrimiento” nuestro. De hecho, está hasta en la letra de esa vieja canción patriótica que hoy es nuestro himno Nacional. La “fórmula” es sencilla: “Compatriotas fieles… ¡LA FUERZA ES LA UNIÓN!”
Solidaridad con
los trabajadores
de “El Universal”
La situación es conocida: Un importante medio de comunicación es comprado por no se sabe quién, y el personaje que sale a hablar en nombre de los aun desconocidos nuevos dueños se apresura a “aclarar” que “no habrá cambios en la línea editorial” y que, por supuesto, “no botarán a nadie”. La calidad de tales promesas ya se verá en las semanas por venir. En todo caso, es obviamente curioso que alguien gaste una inmensa suma de dinero en la compra de un periódico, en un país en que el gobierno niega a tales medios hasta el papel en que deben ser impresos. A menos, claro, que los nuevos dueños tengan alguna “conexión” con el gobierno, que los haga inmunes a tales angustias, propias del periodismo independiente. Por lo pronto, hacemos expresa nuestra solidaridad con los trabajadores, periodistas y lectores de El Universal , unidos en la lucha contra la opacidad informativa disfrazada de “equilibrio”, contra la autocensura disfrazada de “prudencia” y contra la censura convertida en “razón de Estado”. ¡Palante!
La noticia no
es Ramírez, sino
el pueblo alzado
¿Sale Ramírez de PDVSA? ¿Habrán otros cambios en la nomenclatura gobiernera? ¿Significará todo esto una sustantiva alteración en el mapa del poder, o será todo un mero reacomodo, un nuevo reparto de los asistentes a la piñata? Pura especulación, rumor, cuento, chisme de pasillo. Lo que no es rumor son las protestas de los trabajadores de Corpoelec; ni las de los del sector cementero; ni las de los obreros de PDVSA-Gas Comunal; ni las de los trabajadores de los centrales azucareros; ni el paro cívico de Cariaco, ni las protestas estudiantiles en San Cristóbal exigiendo seguridad ciudadana. Eso no es rumor, eso es pueblo alzado, chavistas y opositores, reclamando y exigiendo, mientras en el gobierno se reparten cargos y en la oposición (¡a estas alturas!) hablan de cómo “reunificar la unidad”. Sin titulares, sin políticos viendo hacia allá, el pueblo está en la calle. Que los que gustan ser llamados “líderes” hagan también lo que les corresponde…
Radar de los Barrios
Jesús Chuo Torrealba
Twitter: @chuotorrealba