La violencia visible u oculta en las escuelas actualmente es un tabú en nuestro país. Sabemos que al interior de cada institución se gesta de manera indistinta, donde algunos alumnos se aprovechan o hacen uso de ella, mientras otros la sufren. Los padres, en realidad, no saben cómo es el comportamiento y la interacción de sus hijos con sus compañeros, tanto dentro como fuera del aula; pero aún es más incierto lo que aprenden de manera cotidiana.
En las últimas décadas se ha constatado una creciente preocupación por la violencia escolar, un tipo de conducta transgresora que tiene lugar en escuelas e instituciones. Estas conductas impiden el normal desarrollo de la enseñanza y afectan gravemente a las relaciones interpersonales de profesores y alumnos. Su elevada incidencia así como las consecuencias negativas que tienen tanto para las víctimas como para los agresores ha propiciado el incremento de los estudios dirigidos a analizar qué factores influyen en su desarrollo, fundamentalmente durante la etapa de la adolescencia en la que estas conductas resultan más graves y problemáticas. A este respecto, en muchos estudios se ha dirigido la atención hacia la familia como un factor explicativo y, de hecho, son numerosos los estudios en los que se constata la influencia que la familia sigue ejerciendo en los hijos adolescentes, tanto en su adecuado ajuste psicosocial como en su implicación en conductas problemáticas tales como el consumo de sustancias o las conductas violentas.
Influencia del Bullying
El acoso infantil ha existido siempre, parece que forma parte del desarrollo humano y no es difícil encontrar un adulto que de pequeño haya sido intimidado por sus compañeros.
El bullying hoy en día repercute fuertemente en las escuelas debido a los innumerables casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas y colegios, y que están llevando a muchos escolares a vivir situaciones verdaderamente aterradoras. Se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros. El que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. El maltrato intimidatorio le hará sentir dolor a la víctima, angustia, miedo, hasta tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio.
Ambiente familiar y escuela
Los problemas de conducta y rendimiento escolar del niño evidencian los conflictos de sus padres. La modernización ha impactado en la estructura y función de las familias venezolanas, afectando la socialización de los hijos y su educación indica que los cambios en la familia, cómo familias con un solo padre o familias disfuncionales, constituyen un riesgo inminente que se suma a otros factores dañinos que pueden afectar la educación. El efecto de ello se observa en un menor rendimiento escolar, en el abandono del sistema educativo, en las manifestaciones conductuales des- adaptativas y en las expresiones emocionales negativas de los niños.
Las Familias disfuncionales incompletas, con manifestaciones de agresividad, mala integración social y familiar, rechazo e irresponsabilidad en el cuidado y atención de sus hijos y con presencia de alcoholismo, son las características de las familias de niños de 9 a 11 años diagnosticados con conductas agresivas.
Se han observado efectos perdurables en el desarrollo de los niños y niñas que viven en hogares violentos. Ellos y ellas pueden presentar en el futuro, pocas habilidades sociales y conductas agresivas, de tal manera que los niños que han sufrido violencia durante su infancia, serán adultos agresores aprendiendo esta conducta y repitiéndola, dañando con ello a sus seres queridos, y a los más vulnerables dentro de la familia: sus hijos e hijas.
Desde el punto de vista de los factores protectores de la familia asociados a una menor agresión del niño es importante destacar la organización familiar, la orientación a alcanzar metas, la tendencia a la religiosidad, y la cohesión familiar.
Especial / Yolennyz Gutiérrez
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