De acuerdo a las investigaciones adelantadas por el Grupo Antiextorsión y Secuestros (GAES) de la GNB, durante el cautiverio del comerciante José Enrique Maia Sardinha, de 37 años de edad, se presume que alguien del círculo de la víctima pudo haber estado implicado en su secuestro y posterior asesinato.
Este sábado durante la mañana, la cabeza y manos del comerciante fueron arrojadas desde el puente de la autopista Francisco Fajardo que pasa sobre el mercado de San Martín. Se maneja que un vehículo se detuvo en ese lugar y las lanzaron. Cayeron junto a un galpón en la calle Nueva Granada.
Este lunes, los familiares de la víctima acudieron a la morgue de Bello Monte, donde reconocieron los restos. Se trataba del comerciante secuestrado la madrugada del 8 de julio, cuando llegaba a su negocio, una panadería ubicada en el edificio Cruma, entre la calle Colombia con calle Panamericana, en Catia.
Tres delincuentes lo sometieron junto a dos choferes que lo acompañaban a las 4:30 de la mañana. A los trabajadores los golpearon, al punto que a uno le rompieron la cabeza a cachazos, mientras los plagiarios les daban órdenes de lanzarse al piso y no verles la cara.
Cuando vieron a los hombres marcharse, se levantaron para buscar ayuda y fue cuando se dieron cuenta que su jefe José Maia Sardinha, no estaba en el sitio. Los dos choferes también fueron despojados de sus pertenencias, como teléfonos y carteras con tarjetas de débito, crédito y de alimentación.
Los secuestradores sacaron del carro de la víctima un arma de fuego, propiedad del comerciante, sus llaves y teléfonos celulares. A él lo subieron a un carro en el que se lo llevaron con rumbo desconocido.
Los empleados fueron hasta la residencia de la víctima, en Montalbán 3, para contarle a la esposa del comerciante lo que sucedió. Esa mañana, un hermano del secuestrado recibió una llamada telefónica por parte de los plagiarios. Le exigieron una elevada suma de dinero por el rescate y amenazaron con matar a José Maia si se les ocurría hablar con la policía.
En esa llamada, los secuestradores le dijeron al hermano de la víctima “no te vuelvas loco que esto es un secuestro”, insinuando que no intentara ningún movimiento en falso, pues según ellos, tenían información de su familia. Le dijeron que tenían vínculos con funcionarios del Cicpc y con el crimen organizado.
La familia les pidió que llamaran en la tarde para tratar de reunir el dinero que exigían. Posteriormente hubo otras llamadas en la negociación para que fuera liberado pero se desconoce si llegaron a pagar el rescate.
Identificados
Con las investigaciones previas que manejaba el GAES, la División contra Homicidios del Cicpc logró identificar a los presuntos homicidas. Llegaron al entorno de los líderes de la banda pero estos están en fuga. Algunos apodos que se manejan son “El Catire”, “Jean Franco”, “El Enano” y “Nidio”.
Llamaron desde la frontera
Trascendió que las llamadas que hicieron para cobrar el rescate del comerciante fueron hechas desde San Antonio del Táchira, pero la policía presume que se trató de una estrategia de la agrupación delictiva para desviar las investigaciones.
Así mismo, se investiga si detrás de este horrendo se esconde alguna venganza. Se sospecha que el grupo fue contratado para ejecutar a Jose Maia, pero en medio del crimen intentaron cobrar una suma de dinero simulando que se trataba de un secuestro. Es por eso que investigan en el entorno más cercano a la víctima.
AA