Tras más de cinco meses de detención, el líder opositor Leopoldo López encara este miércoles el comienzo de un juicio por supuestamente promover hechos violentos para desestabilizar al gobierno que podría acarrearle una larga condena.
A comienzos de junio un tribunal abrió juicio a López y le negó la libertad condicional mientras es procesado.
La jueza Adriana López, después de una maratónica audiencia preliminar que había sido postergada por meses, determinó que el opositor sería sometido a juicio privado de libertad y admitió la acusación de la Fiscalía por los delitos de incendio, instigación pública, daños a la propiedad pública y asociación para delinquir. Además determinó que deberá permanecer recluido en la cárcel militar de Ramo Verde, a las afueras de la capital.
De ser declarado culpable de los cuatro cargos el dirigente del partido Voluntad Popular podría enfrentar una condena de 13 años, 9 meses y una semana de prisión, según estimaciones de la Fiscalía. El juicio estará presidido por la magistrada Susana Barreiros.
López sostuvo entonces que la jueza «vendió su conciencia al poder corrupto».
En los últimos 15 años, según defensores de derechos humanos, los tribunales han perdido independencia y fiscales y jueces actúan cada vez más en aparente sincronización con el gobierno en contra de opositores.
Los abogados de López sostienen que durante su presentación de alegatos en junio la Fiscalía General no logró mostrar ninguna evidencia que vincule al opositor con los hechos violentos ocurridos el 12 de febrero tras una marcha en la capital contra el gobierno de Nicolás Maduro. Luego de la caminata se produjeron violentos hechos en el centro de Caracas que dejaron tres fallecidos, 66 heridos y 69 detenidos. El dirigente opositor es acusado de promover los violentos incidentes.