A pesar de que las autoridades israelíes decidieron prolongar la tregua hasta medianoche (21H00 GMT), el ejército israelí confirmó tres disparos de mortero y el lanzamiento de cohetes desde este enclave palestino contra el sur de su territorio.
Antes de reivindicar el lanzamiento de proyectiles, un portavoz de Hamas en Gaza, Fawzi Barhum, advirtió de la ausencia de acuerdo «sobre una extensión de cuatro horas del alto el fuego».
En París, los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, Catar, Turquía y de otros países europeos habían pedido prolongar la tregua en vigor durante «24 horas renovables», una fórmula reclamada también por el coordinador especial de Naciones Unidas para Oriente Medio, Robert Serry, para permitir «a los civiles recuperar y enterrar a sus muertos».
De hecho, el alto el fuego entre las 08H00 y las 20H00 locales (05H00 a 17H00 GMT) permitió recuperar los cuerpos sin vida de 147 palestinos de entre los escombros, según un balance de los servicios de emergencias.
En total, más de 1.000 palestinos, en su gran mayoría civiles, murieron y otros 6.000 resultaron heridos desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, el 8 de julio.
Por su parte, 40 soldados israelíes perdieron la vida, el mayor número de soldados muertos desde la guerra contra el Hezbolá libanés en 2006. Los cohetes lanzados desde Gaza mataron además a tres civiles en territorio israelí.
Los habitantes de la Franja de Gaza expulsados de sus hogares por la violencia aprovecharon la frágil tregua para volver a sus barrios, donde hallaron escenas de desolación: casas derruidas, cuerpos ennegrecidos en medio de las ruinas y restos de sangre sobre las huellas de los tanques israelíes.
En el sector de Beit Hanun, corresponsales de la AFP vieron el cuerpo de un socorrista de la Media Luna Roja en un hospital medio derruido por un bombardeo israelí.
Miedo a las bombas
Hamas desaconsejó a los desplazados por el conflicto – más de 160.000 según la ONU – acercarse a los inmuebles bombardeados y a las zonas de combate por la posible presencia de artefactos no activados.
«Tenemos miedo de abrir una puerta y encontrarnos con una bomba», dice Jader Sukar, un habitante de Shejaiya, un suburbio de la ciudad de Gaza duramente bombardeado.
Los cerca de 1,8 millones de palestinos de la Franja de Gaza, enclave pobre y superpoblado de 362 km2 sometido a un bloqueo israelí desde 2006, se apresuraban a comprar víveres y combustible, a la espera de una eventual reanudación del conflicto.
El conflicto en Gaza, el cuarto desde que el ejército israelí se retiró de este territorio en 2005, salpica también a la Cisjordania ocupada, escenario de violentos enfrentamientos.
Las tropas israelíes mataron en las primeras horas del sábado a dos palestinos de 16 y 18 años en las protestas. En 24 horas, ocho palestinos han muerto en Cisjordania.
A pesar de que las autoridades israelíes decidieron prolongar la tregua hasta medianoche (21H00 GMT), el ejército israelí confirmó tres disparos de mortero y el lanzamiento de cohetes desde este enclave palestino contra el sur de su territorio.
Antes de reivindicar el lanzamiento de proyectiles, un portavoz de Hamas en Gaza, Fawzi Barhum, advirtió de la ausencia de acuerdo «sobre una extensión de cuatro horas del alto el fuego».
En París, los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, Catar, Turquía y de otros países europeos habían pedido prolongar la tregua en vigor durante «24 horas renovables», una fórmula reclamada también por el coordinador especial de Naciones Unidas para Oriente Medio, Robert Serry, para permitir «a los civiles recuperar y enterrar a sus muertos».
De hecho, el alto el fuego entre las 08H00 y las 20H00 locales (05H00 a 17H00 GMT) permitió recuperar los cuerpos sin vida de 147 palestinos de entre los escombros, según un balance de los servicios de emergencias.
En total, más de 1.000 palestinos, en su gran mayoría civiles, murieron y otros 6.000 resultaron heridos desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, el 8 de julio.
Por su parte, 40 soldados israelíes perdieron la vida, el mayor número de soldados muertos desde la guerra contra el Hezbolá libanés en 2006. Los cohetes lanzados desde Gaza mataron además a tres civiles en territorio israelí.
Los habitantes de la Franja de Gaza expulsados de sus hogares por la violencia aprovecharon la frágil tregua para volver a sus barrios, donde hallaron escenas de desolación: casas derruidas, cuerpos ennegrecidos en medio de las ruinas y restos de sangre sobre las huellas de los tanques israelíes.
En el sector de Beit Hanun, corresponsales de la AFP vieron el cuerpo de un socorrista de la Media Luna Roja en un hospital medio derruido por un bombardeo israelí.
Miedo a las bombas
Hamas desaconsejó a los desplazados por el conflicto – más de 160.000 según la ONU – acercarse a los inmuebles bombardeados y a las zonas de combate por la posible presencia de artefactos no activados.
«Tenemos miedo de abrir una puerta y encontrarnos con una bomba», dice Jader Sukar, un habitante de Shejaiya, un suburbio de la ciudad de Gaza duramente bombardeado.
Los cerca de 1,8 millones de palestinos de la Franja de Gaza, enclave pobre y superpoblado de 362 km2 sometido a un bloqueo israelí desde 2006, se apresuraban a comprar víveres y combustible, a la espera de una eventual reanudación del conflicto.
El conflicto en Gaza, el cuarto desde que el ejército israelí se retiró de este territorio en 2005, salpica también a la Cisjordania ocupada, escenario de violentos enfrentamientos.
Las tropas israelíes mataron en las primeras horas del sábado a dos palestinos de 16 y 18 años en las protestas. En 24 horas, ocho palestinos han muerto en Cisjordania.