El último hombre en perecer en sus manos fue el joven prostituto Larry Pearson, a quien había introducido en su vivienda a mediados de junio de 1987. Como si se tratase de un preciado recuerdo, guardó la cabeza del occiso en su congelador
315 Charlotte en Kansas City, Estados Unidos, es la dirección donde Bob Berdella asesinó a seis hombres jóvenes, descuartizándolos en su bañera y guardando los restos en bolsas negras que eran recogidas por basura la basura los lunes en la mañana.
Aparentemente, siempre actuaba los fines de semana, de modo que mantenía a sus víctimas descuartizadas en su casa hasta el lunes siguiente. Como muchos otros asesinos en serie, realizaba fotografías de sus maléficos actos. Tenía 39 años de edad y era propietario de una tienda de objetos curiosos como lámparas de lava, imitaciones de calaveras e incienso, entre otras cosas de aspecto bizarro.
Su secreto se develó cuando uno de los secuestrados, antes de ser asesinado, consiguió escapar. Berdella confesó haber asesinado a un total de seis hombres, algunos por inyección letal y otros por asfixia.
Nace un criminal
Robert Berdella nació en Cuyahoga Falls, Ohio, Estados Unidos el 31 de enero de 1939 en el seno de una familia católica. Su padre falleció de un ataque al corazón cuando él tenía 16 años y después su madre se juntó con otro hombre, situación que le provocó mucho resentimiento. Para ese entonces, ya Bob identifica su orientación homosexual.
A los 18 años se inscribe en el Kansas City Art Institute para estudiar artes, pero nunca terminó sus estudios a causa de las drogas y el alcohol. Fue detenido dos veces por posesión y venta de estupefacientes, pero tras permanecer arrestado algunos días fue liberado por falta de pruebas.
En 1968 empezó a trabajar como cocinero en un restaurante y al año siguiente compró la casa ubicada en Charlotte Street, donde cometería los crímenes por los que sería conocido. De 1970 a 1980 su vida transcurrió con normalidad y como vecino incluso ayudó a conformar una patrulla contra el crimen. En el trabajo se convirtió en un chef de alta calidad. Para este entonces era ya abiertamente gay.
En 1981 renunció a su trabajo como chef para dedicarse de lleno a su negocio, un puesto de parafernalia gótica llamado Bob’s Bizarre Bazaar. Ahí, comercializaba antigüedades y objetos raros. Sus tarjetas de presentación decían que tenía veneno en el cerebro y su extraño comportamiento era considerado como una treta publicitaria.
A los 33 años se involucra sentimentalmente con un veterano de la guerra de Vietnam, pero la relación no dura mucho tiempo y Berdella comienza a salir con prostitutos a quienes incluso lleva a vivir a su casa a cambio de compartir las labores de limpieza y manutención.
Comienza a matar
La primera víctima de Berdella fue el homosexual Jerry Howell viejo conocido y amante suyo a quien decidió castigar porque le había prestado dinero para pagar un abogado y ahora se negaba a reembolsarle algo de eso. El 04 de julio de 1984 pasó por él y ya en su casa le suministró varios calmantes sin que Howell se diera cuenta.
Una vez desmayado, procedió a sodomizarlo sin parar, para luego dejarlo bien atado e irse a su trabajo. Al día siguiente, continuó la tanda de torturas y humillaciones, mientras le inyectaba sustancias químicas con tal de mantenerlo sedado. Antes de la medianoche Berdella se convertía en asesino dado que Howell pasó a mejor vida.
Aquello tomó por sorpresa a Berdella quien declaró que probablemente Howell se había ahogado con su vómito, proceso acelerado por las fuertes dosis de drogas a que lo había sometido. Luego lo colgó por los pies del techo para drenarle la sangre, aprovechando que la postura del cadáver le resultaba sexualmente excitante.
Finalizado el desangrado lo cortó en pedazos y empleó una sierra eléctrica para las partes difíciles. Empacó los restos en plásticos y papeles y los puso en la esquina de su casa para que el camión de basura se los llevara. Después de varios días, Berdella se sentó a ponderar lo que había ocurrido y comenzó a escribir una bitácora con las torturas y las reacciones de Howell. El documento estaba complementado con fotos.
Milagroso escape
De similar forma fueron cayendo cada una de sus víctimas, hasta que le tocó el turno a Chris Bryson a quien resulta que Berdella subió a su carro tras invitarlo a una fiesta. Durante cuatro días, Bryson fue objeto de humillantes abusos y violaciones por parte de Bob, hasta que un día logró saltar por la ventana del cuarto, desnudo y con un collar de perro en el cuello. Fue auxiliado por un vecino que alertó a la policía.
Al iniciar las investigaciones, la policía encontró en la casa de Bob un total desorden, con basura por doquier, trozos de cuerda chamuscados, un dispositivo eléctrico del que salían algunos cables que subían por el colchón, varias inyectadoras listas para usarse, frascos de gotas para los ojos, drogas y revistas pornográficas.
En el cuarto que parecía ser el dormitorio de Berdella, la policía encontró un par de cráneos y unos dientes, lo cual los instó a buscar con más profundidad. Entonces aparecieron unos casetes de audio con descripciones de las torturas y fotos donde aparecieron varios hombres siendo torturados. Finalmente, fue condenado a cadena perpetua, pero luego de permanecer sólo cuatro años en prisión, falleció el 08 de octubre de 1992 de causas naturales, aunque algunos sugieren que fue envenenado en la cárcel.
Torturador
Una de las torturas más crueles de Bob Berdella fue la aplicada a Robert Sheldon, viejo amante del sujeto que había estado en su casa muchas veces ya, pero el 10 de abril de 1985 entraría por vez final para salir hecho pedacitos. Bob le inyectó líquido para destapar cañerías en los ojos con el fin de cegarlo y que así fuese un esclavo sexual más apto para sus perversas fantasías. También le molió las manos a golpes hasta dejárselas inutilizadas
LA HISTORIA DEL CRIMEN
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas