El ser humano tiene tendencia a actuar buscando la aprobación del mundo que le rodea.
Sin embargo es más importante agradar a Dios que agradar al hombre.
Leamos lo que dice Pablo en la carta a los Gálatas, capítulo 1, versículo 10: ¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensas que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros no sería siervo de Cristo”.
Cuando decidimos entregar nuestra vida a Jesucristo, debemos estar claros en que encontraremos oposición o críticas de parte de quienes no están de acuerdo con nuestra decisión.
Sin embargo, esas personas no pueden entender que ser cristianos no significa dejar de disfrutar de nuestra vida ni de olvidarnos de nuestros seres queridos, al contrario, el ser cristianos nos convierte en mejores personas y la vida adquiere el verdadero significado que le da Dios.
Podemos discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que agrada al Señor y lo que no está de acuerdo a su voluntad.
Leamos lo que dice el libro 1 de Samuel, capítulo 15, versículo 22: “Samuel respondió: ¿Qué le agrada más a Jehová, que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios o que se obedezca lo que Él dice”.
Dios quiere obediencia, que lo que Él nos manda a través de las Santas Escrituras, lo pongamos en práctica en nuestra vida diaria.
El Proverbio 16 versículo, 17 dice: “Cuando Jehová aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia”.
Sigamos las enseñanzas que nos dejó Jesucristo y estaremos seguros que recibiremos la aprobación y las bendiciones del Padre santo en todo lo que hagamos.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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