No señor López, Ud., debe asumir su responsabilidad ante la justicia, así como también, debe ser castigado por su atentado contra la soberanía nacional, ese bien simbólico tan preciado que nuestro pueblo reconquistó con la gesta bolivariana liderada por el Comandante Cháve
El pasado miércoles 23 de julio, se le dio inicio al juicio que se le sigue a Leopoldo López por haber “retado en varias ocasiones al Estado y a la Constitución Nacional”. Como es del conocimiento general, Leopoldo López, encarcelado a motu propio desde finales del mes de febrero, fue imputado por el Ministerio Público a consecuencia de las reiteradas declaraciones públicas en las que venía insistiendo en la exigencia de la salida de Nicolás Maduro de la Presidencia de la República porque, en su particular criterio, su gobierno tenía sumido al país en el caos.
Exigencia planteada en unos términos y en el marco de una orquestación de acciones que condujo a sus seguidores, militantes de la ultraderecha venezolana, a desarrollar un plan insurreccional que, a todas luces, perseguía el derrocamiento del gobierno legítimo y al trastrocamiento del orden constitucional. Tan es así, que en los cuatro meses de subversión guarimbérica y de “pacíficas” manifestaciones estudiantiles se produjeron todo tipo de desmanes, traducidos en 43 muertos, centenares de heridos, grandes daños al patrimonio público, al ambiente, a la vida cotidiana de la ciudadanía y a la psiquis colectiva.
Amén, de que este plan estaba conectado con intereses imperiales y de la derecha internacional que no cesan en su empeño de recolocar sus garras en las riquezas nacionales, intromisión que explica, por una parte, la presencia de mercenarios y paramilitares, agarrados, flagrantemente, en la ejecución de delitos durante las guarimbas; y, por otra parte, en la manifiesta campaña mediática desarrollada, a nivel internacional, por el aparataje comunicacional al servicio imperial que hizo uso de toda su potencialidad, comentaristas anclas, analistas, gente de la farándula y del espectáculo, etc., para presentar, ante la opinión pública mundial, al país como al borde del caos y la anarquía, con la intención de justificar cualquiera de las maniobras injerencistas que ya han instrumentado en otras latitudes.
Vete ya: consigna-exigencia
Todo un récord delictual, que ahora Leopoldo López pretende diluir en la apertura de su juicio expresando que: “Lo único que tienen en mi contra es lo que he dicho y mantengo: que Nicolás Maduro encabeza un régimen antidemocrático”.
No señor López, ¡ah, qué desmemoria la suya!, todavía están muy frescas sus imágenes mediáticas del 23 de enero o del 12 de febrero en las que Ud. planteaba, con la soberbia que le es característica: Maduro, vete ya; exigiendo la salida del Presidente en franco antagonismo con lo pautado en la Constitución Nacional; consigna-exigencia que sirvió de orden-referencia para que sus lugartenientes como Gabi Orellano o Daniel Ceballos incitaran a sus huestes a los desafueros que produjeron los lamentables resultados que afectaron a tantas familias venezolanas.
No señor López, Ud., debe asumir su responsabilidad ante la justicia, así como también, debe ser castigado por su atentado contra la soberanía nacional, ese bien simbólico tan preciado que nuestro pueblo reconquistó con la gesta bolivariana liderada por el Comandante Chávez.
Pero los desatinos de Leopoldo López hay que considerarlos, además, en otra dimensión, ya no de carácter judicial sino en el orden político. Con su planteamiento de la salida, influenció, también, para la implosión de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y esto que, a primera vista, podría ser observado como positivo para el campo bolivariano, más bien, desde una perspectiva estratégica tiene una significación doblemente negativa: por un lado, motiva la dispersión del quehacer opositor lo cual es fuente de desestabilización (el mismo caso de la salida ejemplifica este punto de vista, con una MUD fuerte, el planteamiento de López y comparsa no habría tenido mayor eco en el campo opositor y el país se hubiese ahorrado tan lamentables vivencias), pero, por otro lado, la dispersión o disgregación opositora conlleva a una ausencia de contrapeso necesario al gobierno bolivariano, inexistencia que el estratega Chávez añoró más de una vez, claro, Chávez siempre pensando en la Política con P mayúscula y no en la politiquería de los oficiantes de ocasión, de esos que abrigaron la esperanza que la apuesta de López alcanzara alguna pegada en la población, olvidando que para el ejercicio de la política no basta con ser “brujo” sino que se requiere un conocimiento científico de la realidad social en que se actúa.
MUD desorientada
Lo cierto es que hoy en día la MUD está dividida, desorientada, como nunca antes lo había estado. Producto de su inconsistencia se ha convertido en un verdadero saco de grillos, sin programa que la oriente, sin proyecto de país, todavía su punto de amalgamiento sigue siendo su antichavismo, ahora antimadurismo.
En su seno se debaten disímiles enfoques, desde la insistencia de la gente de López en la salida bajo la modalidad de una asamblea constituyente, lo cual pasaría por la reestructuración de la MUD y el licenciamiento de Ramón Guillermo Aveledo y su equipo; la propuesta de María Machado de la convocatoria de un congreso de ciudadanos; varias agrupaciones de las más pequeñas plantean nuclearse en una nueva instancia que les garantice ser escuchados por las más grandes; Copei, por su parte, reclama acabar con la polémica interna para alcanzar un consenso que permita desarrollar una política de cara al país; AD considera que lo correcto es lavar los trapos sucios en casa y prepararse para las elecciones parlamentarias del año próximo; Primero Justicia, con su gobernador-candidato cada vez más disminuido, considerándose el hegemón del bloque opositor se maneja en la idea de fortalecerse socavando las bases de las demás organizaciones; y paremos de contar. Han anunciado una “encerrona” para el lunes 29 donde aspiran salga el humo blanco con el cual resolver sus dilemáticas diferencias… Y mientras, el gobierno desarrollando el Plan de la Patria y el PSUV realizando su III Congreso, he allí la diferencia.
Notas paralelas
Miguel Ugas