El NBA lideró el triunfo final de un colectivo que dislocó el ataque de los certeros argentinos. Es el segundo título suramericano alcanzado por Venezuela en la historia
En el momento preciso. Cuando era necesario sacar la clase. En el juego final, Greivis Vásquez impuso su jerarquía y, llevado de su excelente visión de cancha, se convirtió en figura del ataque venezolano. Puso, así, un ingrediente indispensable para complementar una defensa que enfrentó con notable quehacer colectivo a un rival temible por sus tiros a distancia.
De entrada, Argentina hizo funcionar el marcador a través de sus tiradores. Venezuela aguantó el aluvión, Vásquez dislocó la defensa con su habilidad para irse al cesto y, cuando el adversario le dobló en la marca, sacó a colación la calidad que le ha ganado sitio entre los buenos pasadores de la NBA.
Por allí comenzó a fraguarse la victoria que determinó el segundo título suramericano de la historia. Porque, puesta en el brete de controlar a los artilleros, la defensa se sobró haciendo el trabajo tanto o mejor que en los otros partidos, para confirmarse como base de un equipo que, sin aventajar en estatura, no fue inferior en la zona pintada: si apenas bajó 6 rebotes menos (33-39), en cambio dominó 42-26 los puntos. Allí destacaron jugadores como Colmenares, Marriaga, Graterol, José Vargas y hasta el novato Miguel Ruiz, batallando con fuerza e inteligencia para tomar posiciones favorables.
Pero, volviendo a la defensa, fue a partir de allí que Venezuela mandó sobre el tabloncillo de La Asunción. Porque la marca agobiante -y allí aportaron todos, en el incesante alternar ordenado por la dirección técnica- terminó por enloquecer a los mejores manejadores argentinos: baste citar algunas cifras, como las 16 pérdidas visitantes, en buena parte producidas por ese trabajo (Cubillán, José y Grégory Vargas, Guillent, Zamora y los de la pintura), y dio alas al contragolpe, con balance de 16 tantos por “quiebre” (solo 2 gauchos) y 25-4 en el aprovechamiento de las pelotas perdidas.
Como complemento, la fluidez ofensiva, con problemas a ratos, reflejó la responsabilidad en el manejo, a ratos extendiendo las posesiones, otras atacando el cesto para crear el desequilibrio. Apenas 6 pérdidas muestran el éxito en ese aspecto, para compensar con creces el bajo promedio en tiros largos, solo 5 de 22, pero en los momentos más importantes, como los conseguidos por Vásquez, José Vargas y Bethelmy. El 75-64 del marcador es elocuente en relación a su control del partido.
Los 24 puntos del NBA criollo (una enormidad en este baloncesto de posesiones largas y extrema defensa), 4 asistencias de lujo y una eficiencia de 18, expresan su buena performance. Si había aportado tantos en los juegos anteriores, aunque se notara su falta de ritmo y el poco acoplamiento con el plantel, a la hora decisiva fue factor determinante por calidad y liderazgo.
En el orden individual, el partido significó también la consagración de Néstor Colmenares, 13 tantos y 5 rebotes y un coeficiente aún superior al de Vásquez (18), luego de luchar con éxito ante el fuerte tablereo argentino. “Grillito” Vargas, el capitán, fue otro a gran altura, con el tope de rebotes (6) y permanente presencia en el juego colectivo.
Pero es necesario insistir en que el punto de partida para ese logro continental, que reeditó el de 1991 en Valencia, fue el trabajo en equipo. Que tuvo una figura cumbre a la hora de reconocer méritos: Néstor “Che” García. El técnico argentino, persistente en eso de hacer que los jugadores creyeran en sus posibilidades, que explotaran su potencial (cuando no hay tanta estatura, la velocidad y la determinación suelen compensar en gran parte), en crear identidad. En fin, que sus dirigidos hicieran válido lo que fue lema de la selección: “juntos somos más”.
El baloncesto hizo vibrar a una afición asuntina que respaldó enfervorizada, en los momentos adversos y en los buenos, y gozó la victoria tanto como los jugadores.
El segundo título suramericano (lo fue también para el asistente Nelson “Kako” Solórzano, presente en Valencia como jugador) y la clasificación para Juegos Panamericanos y Preolímpico de las Américas, ambos el próximo año, son retos de envergadura. Y ya hay constancia (incluso con los buenos desempeños en los dos torneos internacionales anteriores) para seguir avanzando. Esto apenas es el comienzo.
MVP criollo
El base venezolano Greivis Vásquez fue designado por la Federación Internacional de Baloncesto (Fiba) como el jugador más valioso del Campeonato Suramericano de Baloncesto 2014.
El piloto criollo, actual jugador de la NBA, demostró su jerarquía durante el campeonato y fue determinante en la final disputada contra Argentina, donde Venezuela alcanzó su segundo campeonato regional.
Vásquez promedió 15.2 puntos, 3.4 rebotes, y 4.2 asistencias por partido.
Venezuela logró durante el campeonato clasificarse al Preolímpico de Baloncesto 2015, y al Panamericano de Toronto, Canadá, a realizarse el próximo año.
Trabajo en equipo
El ministro para el Deporte, Antonio Álvarez, señaló este martes que el trabajo en equipo es la clave para la victoria en cualquier disciplina, al referirse al triunfo de la selección venezolana de baloncesto que la noche de este lunes se coronó campeona en el Campeonato Suramericano de la especialidad.
«Trabajo en equipo, triunfo seguro. Son momentos de soluciones y no agresiones. Juntos somos más ¡Venezuela Campeón!», escribió a través de @potroalvarez.
Los criollos derrotaron 74-65 al conjunto de Argentina en el gimnasio Ciudad de La Asunción, en Margarita, estado Nueva Esparta.
La Vinotinto, bajo la dirección técnica del argentino Néstor «Che» García, sumó su segunda corona luego de 23 años, tras adjudicarse el campeonato en 1991 celebrado en Valencia, estado Carabobo. En esa oportunidad derrotó a Brasil 122-121 en tiempo extra.
En Suramericanos, el combinado patrio acumula dos medallas de oro, tres de plata y en cinco oportunidades se ha ubicado en el tercer puesto para un total de 10 preseas.
Brasil con el otro cupo
El conjunto de Brasil se llevó la medalla de bronce que otorga el Campeonato Suramericano de Baloncesto Margarita 2014, con un resultado final de 66-61 tantos de la selección uruguaya, y con ello la canarihna se quedó con el último cupo a los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá, que se celebrarán en 2015.
El primer cuarto finalizó 18 a 17 a favor de Brasil, en donde se evidenció un bajo porcentaje de tiro para Brasil, mientras que Uruguay fue muy dependiente de Bruno Fitipaldo y Mauricio Aguiar.
La situación varió en el segundo cuarto, cuando Brasil encontró su camino y lució mejor en el juego colectivo, al tiempo que la celeste falló en los tiros libres, lo que marcó la diferencia, para dejar un resultado parcial 36-29 al medio tiempo.
Ya en el tercer cuarto, los brasileros afianzaron su ventaja con mayor dominio del balón y una férrea defensa, sobre todo por parte de jugadores como Gege, Benite y Hettshiemer, al dejar el marcador 57-47.
Sin embargo, en el cuarto final la brecha entre Brasil y Uruguay, conjunto dirigido por Adrián Capelli, mejoró considerablemente su desempeño con mayor participación de Kiril Washmann y Martín Osimani, quien logró poner arriba a su equipo, al menos por algunos segundos.
Los dirigidos por José Neto retomaron el dominio del juego en los minutos finales y con mayor tranquilidad mantuvieron la esférica cuando la selección celeste falló en sus últimos intentos al aro.
Armando Naranjo
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