Más 200 mil caídos en los últimos 15 años, miles de desplazados y una economía de guerra marcada por la escasez, la inflación y las largas colas NO pueden ser parte de nuestra cotidianidad
Comienza el día, los titulares de la prensa nacional e internacional abren con noticias del conflicto Árabe-Israelí. Una disputa más antigua que la propia existencia de la prensa, pero que acapara la atención en este momento. En el cintillo superior, en letras cada vez más pequeñas lees el parte de guerra del fin de semana en Caracas “Más de 60 muertes violentas en un fin de semana”. No quieres irte a los detalles de cada caso, estas desayunando y la verdad es que prefieres empezar el día leyendo algo más liviano. Te vas a la sección de deportes, allí siempre hay una razón para sentirse orgulloso y aislarte un poco.
Sales de tu casa y debes tomar el transporte público, en una valla gigante se lee “Caracas, territorio de paz”. Pero cuando te montas en la camionetica algunas cosas comienzan a chocar con aquella frase propagandística, te guardas todo y dejas visible lo necesario. Buscas no distraerte, debes estar pendiente de quién asume una conducta sospechosa y a veces te toca bajarte por miedo, no a que te roben, sino a que te maten por quitarte un teléfono.
Llegas a tu lugar del trabajo y lees una gran pancarta que no dice “Bienvenido” sino “Feliz viaje”. Es otro compañero que se va del país, no en busca de dinero, sino de tranquilidad. También te acostumbraste a eso, a perder amigos y ver gente partir. Son los miles de desplazados de la violencia, aquellos huyen del país donde la muerte se ha apoderado de todo.
El día sigue, nada te afecta, al parecer te estás acostumbrando a vivir así. Hay algo que te llama la atención, en la hora de almuerzo todo el mundo se va de la oficina y regresan con bolsas del mercado. Aprovechan los recesos para ir a cazar los productos básicos. Como en las guerras, la escasez, las colas y la alta inflación se instalaron en Venezuela. Pero en la radio escuchas “Gobierno enviará 16 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza entre alimentos y medicinas”. No sabes qué pensar.
El peligro de la rutina es que te acostumbres a ella y frente a lo repetitivo pierdas la capacidad de asombro. Más 200 mil caídos en los últimos 15 años, miles de desplazados y una economía de guerra marcada por la escasez, la inflación y las largas colas NO pueden ser parte de nuestra cotidianidad, NO podemos acostumbrarnos.
No hay una guerra declarada formalmente, pero en nuestro país las cifras superan el número de bajas en cualquier conflicto bélico en desarrollo. Sobre nuestro suelo no caen misiles, pero llueven balas que cobran la vida de miles de venezolanos que diariamente engrosan la lista de víctimas de la violencia. Esta es la guerra que a nadie le importa, sobre la que nadie voltea la mirada, es el conflicto silenciado por el gobierno e invisibilizado por la estadística que te pone a contar “una muerte más” y a agradecer “Hoy no me toco a mí”. Mientras esa sea nuestra conducta, todo seguirá igual, esto cambia cuando millones estemos dispuesto a decir “Nunca más”.
Brian Fincheltub
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