En Fedeindustria, gremio que agrupa a pequeñas y medianas industrias (principalmente), lanzamos la primera piedra para romper con el paradigma de que nosotros no debemos proponer aumentos de salario, al menos del salario mínimo, sino esperar que la propuesta la hicieran los gobiernos y gremios de trabajadores
En medio de las dificultades que vive la economía venezolana, se han podido observar algunas iniciativas y reacciones de los sindicatos y trabajadores que resultan sumamente interesantes, adicional a que muestran una evidente conciencia sobre el funcionamiento del sector productivo de una país, ya sea en el ámbito de las empresas o a nivel macroeconómico.
Ya muchas organizaciones sindicales entendieron que, las demandas y peticiones de algunos empresarios, productores o gremios empresariales convienen a amabas partes. Estos sindicatos parecen haberse sacudido ese prejuicio que ellos sólo deben dedicarse a luchar por sus reivindicaciones y los patronos que resuelvan sus líos por si mismos.
En Fedeindustria, gremio que agrupa a pequeñas y medianas industrias (principalmente), lanzamos la primera piedra para romper con el paradigma de que nosotros no debemos proponer aumentos de salario, al menos del salario mínimo, sino esperar que la propuesta la hicieran los gobiernos y gremios de trabajadores. Hacerlo desde el sector productivo era considerarlo contranatura. Mi argumento más contundente para defender nuestra posición siempre fue: lo que es bueno para el trabajador es bueno para el empresario.
Hoy vemos con satisfacción, en algunos casos puntuales que muchos sindicatos y trabajadores empiezan a tomar conciencia de esta tesis, pero a la inversa, aunque para los que siempre tienen sus válidos recelos, podemos matizarla: algunas cosas que son buenas para el empresario o patrono, también son buenas para el trabajador.
Así las cosas, cito dos experiencias que sustentan la argumentación anterior. A principios del mes de julio de este año, en un comunicado, trabajadores de la planta Minalba, solicitaron al Gobierno, revisar los nuevos precios del agua mineral, ajustados recientemente.
El personal señaló que ese ajuste es insuficiente para cubrir los costos y no garantiza así la rentabilidad de la empresa. “Si no podemos vender el producto al precio que permita cubrir los costos, nuestra actividad tiene los días contados. Nadie puede negar que las cosas hoy en día cuestan mucho más que hace tres años. Si el precio no refleja esta realidad, la producción simplemente no es sostenible”, alerto el comunicado de los trabajadores de la Planta Minalba de San Pedro de los Altos.
Más recientemente, el presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices, Christian Pereira, cuestionó la importación de vehículos que contempla realizar el Gobierno a través de diversos acuerdos, mientras la actividad del sector ensamblador y conexo en Venezuela cae más de 80 por ciento. Pereira dijo que esperan que el Presidente Nicolás Maduro «siente la bases para el reimpulso de la industria automotriz, que no sólo se asignen las divisas. La crisis es una oportunidad».
Miguel Pérez Abad