El cuerpo de una joven de 20 años de edad fue localizado esparcido por distintas partes de la Cota Mil
En el distribuidor Baralt de la avenida Boyacá, conocida como la Cota Mil, fueron hallados brazos y piernas que se presumen pertenecían al cadáver de una mujer que a tempranas horas de la mañana apareció sin cabeza, ni extremidades, en el centro de Caracas.
Guardaparques que hacían recorridos por la zona vieron los restos humanos que fueron dejados en la vía y notificaron de inmediato a la policía. Comisiones de la División contra Homicidios del Cicpc llegaron al sitio para hacer el levantamiento de los restos que fueron llevados a la morgue de Bello Monte.
El tronco de la víctima fue abandonado junto a un contenedor de desperdicios, en la avenida Oeste 12 de El Silencio, entre las esquinas de Puente Nuevo y Maderero. Lo encontró un joven que a las 5:00 de la mañana del domingo regresaba de una fiesta.
El cuerpo tenía cortes lineales desde el torso hasta la mitad de la pierna. Se trataba de una mujer de piel morena, contextura regular y con prótesis mamarias. Entre la cadera y el pubis se dejaba ver un tatuaje en forma de flor. Presentó dos heridas por arma blanca en el pecho y costado.
En el lugar la policía encontró una cédula de identidad a nombre de Cyntia Carolina Pernía, pero se desconocía si se trataba de la identidad de la víctima. El tronco fue llevado a la morgue a la espera de poder cotejar las características con alguna persona desaparecida o de hallar los brazos y manos a fin de identificarla plenamente.
Se presume que el crimen fue ejecutado en un espacio cerrado, donde los asesinos descuartizaron a su víctima y luego se deshicieron de los restos que transportaron en algún vehículo. Sin embargo, no se ha ubicado ningún testigo presencial del hecho.
Al cierre de estas informaciones se conoció que el cadáver pertenecía al de una joven dentificada como Jesenia Patricia Mujica González (20)
Tres descuartizados
Este es el tercer hallazgo de cuerpos desmembrados que se registra en Caracas en apenas 29 días. El 12 de julio pasado, fueron arrojados en la calle Nueva Granada de San Martín, los brazos y piernas del comerciante José Enrique Maia, de 39 años.
Maía, secuestrado el 8 de julio cuando descargaba mercancía en su negocio, una empresa distribuidora de pan árabe, fue asesinado en cautiverio por una banda delictiva. Los delincuentes exigieron una lata suma de dinero en efectivo que su familia no pudo pagar.
Aunque están plenamente identificados, los criminales siguen en fuga. Se supo que al menos dos de los responsables, trabajaban como choferes en la empresa de la víctima. Cuando se cumple un mes del hallazgo de parte del cuerpo desmembrado, no ha sido localizado el torso.
Diez días más tarde de haber aparecido las extremidades del cuerpo del comerciante, fueron abandonados en la avenida Sorbona con Beethoven, en Bello Monte, las extremidades y cabeza del joven Simón Antonio Perdomo, de 22 años.
El autor de este homicidio también estaba identificado pero sigue en fuga. Se trata de un compañero de cuarto de Perdomo que se presume lo atacó dentro del apartamento que compartían en el edificio Pilar de la avenida Baralt.