Es lamentable la ausencia de ética, probidad y decoro de algunos indiferentes colegas que lejos de entender la triste realidad en la cual se encuentra nuestro sistema de administración de justicia, se han convertido en el brazo cómplice del régimen para quebrantar flagrantemente el Estado de derecho de quienes hoy son víctimas, esos jóvenes estudiantes procesados, familiares, abogados y toda una sociedad.
Los colegas debemos entender que hoy no somos protagonistas de una historia digna de celebraciones, que lamentablemente hoy los abogados nos ha tocado formar parte de una de las peores historias y tal vez el momento más negro de nuestro sistema judicial, que hoy no hay héroes, solo víctimas de un régimen genocida; que solo habrán victorias, celebraciones y bonitas historias que contar cuando logremos unirnos todos los venezolanos con un solo objetivo, recuperar el Estado de derecho y nuestra anhelada democracia, apartando el ego, la soberbia, egoísmo y sobre todo la competencia desleal.
Como podremos estar felices y celebrar porque liberen a cuenta gotas y otros con medidas de presentaciones a los estudiantes, ya que si hubiese justicia y democracia en Venezuela nunca debieron estar privados de libertad; mucho menos sembrarles delitos, criminalizarlos por la disidencia y peor aún secuéstralos e incomunicarlos como el caso de Leopoldo López, los alcaldes, algunos estudiantes y presos políticos.
Hoy nuestro único orgullo son esos jóvenes luchadores que con tanta gallardía nos han dado lecciones de vida a todos los venezolanos. Hoy son los Jóvenes quienes se llevan los méritos en esta triste historia que aún no ha terminado pero que estamos seguros que llegará a su fin más temprano que tarde.
Es nuestro deber moral dejar constancia ante este triste episodio Venezolano, a pesar de varias ONG y colegas de indiscutibles méritos profesionales, que han trabajado arduamente en defensa de estos estudiantes y presos políticos dando lo mejor de sí; sin embargo, estos no son juicios jurídicos sino políticos.
Por cierto, estos delitos cometidos por el Estado venezolano son imprescriptibles en virtud de los convenios internacionales firmados y ratificados por el Estado con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (lesa humanidad, crímenes de guerra).
Cuidado con las “dádivas de la dictadura”, finalizaremos con la famosa anécdota donde sería ahorcado un ciudadano, y le consultaron su último deseo al cual respondió “quítenme las botas para morir pisando tierra” la FIA continúa con su noble tarea de defender, asesorar, y elevar ante las instancias nacionales e internacionales las denuncias a los fines de que no queden estos crímenes impunes y se haga justicia.
Presidente del Comité de los DDHH FIA
Ramón Flores