La presidenta de Liberia ordenó un toque de queda y que las fuerzas de seguridad pongan en cuarentena un enorme barrio pobre, como parte de los esfuerzos de este país de África occidental por contener la propagación del virus del ébola.
Las medidas fueron tomadas luego de que las autoridades dijeron que tres trabajadores de salud que recibieron un fármaco experimental contra la enfermedad muestran indicios de recuperación, aunque los expertos advierten que no se tiene la certeza de que la medicina sea segura.
Al menos 1.229 personas han muerto por el ébola en Guinea, Liberia, Sierra Leona y Nigeria en el brote actual, y más de 2.240 han enfermado, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. En Liberia es donde se ha reportado el aumento más veloz en el número de casos, con cuando menos 466 muertos.
Las autoridades del país han pasado apuros para atender y aislar a los enfermos, en parte debido al temor generalizado de que los centros de tratamiento son sitios a donde las personas acuden a morir. Muchos enfermos se han ocultado en sus viviendas, en ocasiones los parientes se han llevado a sus familiares de los centros de salud, y se han dado casos de trabajadores médicos atacados por muchedumbres.
La mandataria Ellen Johnson Sirleaf anunció este martes por la noche que se implementó un toque de queda desde las 9 p.m. hasta las 6 a.m. Las fuerzas de seguridad también se asegurarán que nadie entre o salga de West Point, un barrio pobre de unos 50.000 habitantes en la capital donde residentes enfurecidos atacaron el fin de semana un centro en el que se mantenía en observación a pacientes presuntamente infectados de ébola.
«No hemos podido controlar los contagios debido a continuos desmentidos, prácticas culturales de entierro, indiferencia a las recomendaciones de los trabajadores de salud y desacato a las advertencias del gobierno», afirmó. «Como resultado, y debido a la enorme concentración poblacional, la enfermedad se ha extendido ampliamente en Monrovia y sus alrededores«.
«Que Dios nos bendiga y salve al estado», agregó posteriormente.
El ataque del sábado contra el centro de observación en West Point fue azuzado por los temores de que la gente que padece la enfermedad estaba siendo traída allí desde todas las regiones del país, indicó el Ministerio de Información. Decenas de personas que aguardaban ser examinadas para determinar si padecían ébola huyeron del centro durante el caos. Saqueadores robaron sábanas ensangrentadas y colchones que podrían ser fuentes de contagio.
Tres liberianos están siendo atendidos con las últimas dosis disponibles de ZMapp, un fármaco que ya se utilizó con dos estadounidenses y un español infectados. Los norteamericanos están mejorando, pero el español murió.
AP