En ningún momento Hamás aceptará la convivencia con los israelíes
Aunque sea pesimista, nunca se logrará la paz entre Hamás e Israel, pues esta enemistad es de carácter religioso y, con un acuerdo, Hamás reconocería el derecho de Israel a existir, le daría legitimidad, cosa a la cual no está dispuesto por devota convicción. Los que acusan a Israel de “robar” tierras a los palestinos, como si fuera la base del conflicto, están errados y las vicisitudes históricas lo demuestran. De hecho, los palestinos e Israel llegaron a acuerdos viables en cuanto a territorios, que resolverían lo que parecía el principal apremio que era político. El obstáculo es Hamás, que se guía por un estricto dogma, una visión rigurosa del Corán, sin cabida a las interpretaciones; y en las Sunas, enseñanzas y prácticas de Mahoma.
Se debe tener en cuenta que Hamás, al igual que todo grupo radical islámico, como Al Qaeda, ISIS, Talibán entre los sunitas; la teocracia iraní y Hezbollah, entre los chiítas, plantean la creación de una sociedad íntegramente islámica, con formas de Estado religiosos, según la Sharia. También se caracterizan por su desdén hacia la modernidad occidental, su obsesión proselitista y su proyección universal, mediante la guerra santa o yihad, que es aplicada de forma violenta.
En el Islam, la paz solo puede existir dentro del mundo islámico y solo si el Islam gobierna sobre otras confesiones. La única alternativa en tal dogmatismo es una tregua o hudna, en la cual durante un determinado lapso existe una normalización entre las partes. Basada en conceptos islámicos, la hudna es aceptada cuando el enemigo es muy fuerte. El ejemplo es la “Hudna con la tribu de Kureish”: En 628, Mahoma se encontraba en una posición bélica inferior frente a los Kureish que dominaban la Meca; optó por una tregua y ofreció un pacto de 10 años; dos años después, Mahoma logró reunir a miles de soldados, se alzó contra la Meca y la conquistó. Así mismo, con mediación egipcia, Hamás ha firmado treguas con Israel, las cuales le han servido para armarse mejor.
En ningún momento Hamás aceptará la convivencia con los israelíes ni con los propios palestinos que no sigan la doctrina extremista impuesta. No habrá tolerancia para con los judíos, cristianos ni musulmanes. Sólo se darán por satisfechos con el triunfo de sus demandas fundamentalistas.
Beatriz W. De Rittigstein