Jairo Cuba: El país de las maravillas

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Para el gobierno todo es normal. No hay escasez, ni hay inseguridad. Lo único que había por ahí fue un camión de contrabando que fue astutamente capturado por el vicepresidente y el gobernador del Táchira. Eso se llama eficiencia  
 
Un breve repaso a las noticias de todos los días nos muestra la cruda realidad que vive el país y que se confirma cuando vemos al Presidente de la República en una larga cadena que a primera vista, no hace más que insinuar un eslabón de desaciertos y contradicciones propias de quien parece estar agobiado de dificultades sin soluciones factibles a la vista.

Ya no sirve echarle
la culpa a los demás

El argumento de echarle la culpa a los demás: el imperio, la canalla mediática, los golpistas, los especuladores, los empresarios, los escuálidos, la derecha, etc., se ha agotado. Después de 15 años de un mismo gobierno, no asumir responsabilidades, no es otra que una tamaña insensatez que tarde o temprano terminará pasando factura y el cobro luce a la vuelta de la esquina.
Si hay escasez, la culpa es del contrabando, de los inescrupulosos, de los que adversan al gobierno, del sabotaje en fin… Si falla la luz, el argumento más baladí no puede ser: la iguana, el sapo, la pulga o el piojo. Y no exageramos.
De acuerdo a la visión del gobierno, la inflación no es culpa de las erradas políticas económicas que tienen el cinturón convertido en una soga, sino de un grupo de empresarios que especulan y exprimen al pueblo, y de los apátridas y oligarcas. Nunca jamás de la boliburguesía, ni de los enchufados.
La inseguridad es un espejismo. En Venezuela se vive en completa paz. Los crímenes son inventados por la canalla mediática, pero ni siquiera se conmueven con el llanto y dolor de madres de cada fin de semana en las distintas morgues del país.
Para el gobierno, estos son hechos aislados. Aquí no hay atracos, ni muertes semanales, ni secuestros. Vivimos, pues, en el paraíso terrenal. El país de las maravillas.

La calle está dura
Ahora el tema es el contrabando, entre muchos otros. Y ¡Eureka!, el vicepresidente convertido en uno de los cuatro fantásticos junto al gobernador del Táchira desmanteló una red de contrabando en la frontera. ¡Qué eficiencia!
Ahora el tema es el contrabando, que es tan importante que ameritó una cadena.
No conformes con cerrar la frontera de manera inconsulta y no consensuada con el vecino, la solución mágica salida de un sobrero es imponer un control biométrico para los productos comerciales, sin detenerse a pensar que el pasado, el famoso chip para el combustible en el Zulia, fue un verdadero fracaso.
La realidad venezolana es tan terrible que ya no aguanta caretas ni maquillajes y su onda expansiva está comenzando a inquietar a los sectores populares, que es el bastión fundamental del gobierno.
En el cerro, en el barrio, en el vecindario no se habla de otra cosa que de lo dura que está la calle. El desaliento y la decepción ya están tocando las entrañas de la revolución que ha agotado todos sus argumentos, incluyendo el Pan y Circo porque el insulto a la inteligencia humana de cualquier estrato social, comienza a desbordar la paciencia de la gente.

Patética cadena
Oír al Presidente escudándose en otros evadiendo sus responsabilidades, enerva, irrita, exaspera, desconcierta y genera una sensación de frustración que es colectiva, que ya no distingue entre gobierno y oposición.
Para colmo, dentro de las contradicciones permanentes, el miércoles los ministros ponen sus cargos a la orden y el jueves algunos de ellos aparecen campantes en cámara como si nada estuviera ocurriendo. Una mascarada de esas habituales para desviar la atención y finalmente producir los ya acostumbrados enroques.
La cadena del jueves fue patética. El vicepresidente y el gobernador del Táchira fungiendo de policías, el presidente moderando el foro y el cónclave de «notables» en comparsa entre adulancias y mentiras maquillando una realidad que es ajena totalmente al desequilibrio entre el poder adquisitivo y el costo de los bienes y servicios.
Da la impresión que en esa etapa de gobernar en medio de fantasías, se olvidan las expresiones de los días anteriores y se retoman temas que ni siquiera parecen estar planificados.

Alarmas encendidas
La situación es tan comprometedora que se escapa de las manos e inquieta a quienes abrazan desesperanzados a la revolución. Es la misma gente que desencantada ha comenzado a sentir que la eficiencia del gobierno es un asunto perdido que no necesariamente implica una migración hacia la oposición, sino sencillamente una posición neutra que termina siendo ambigua, pero peligrosa y que puede hacer causa común con el otro segmento del país que escasamente sobrevive.
El gobierno le teme al despertar de las comunidades, pero hace poco por evitarlo. Ya las fantasías, maquillajes y cadenas  son digeridas de diferente forma.
Si no se asume con seriedad la responsabilidad de gobernar la crisis será aún mayor. Hay que dejarse de recetas anacrónicas y abrirse al libre mercado, sin populismo ni demagogia.
Es necesario recomponer la economía. Endeudarse e hipotecar el petróleo es un juego perverso, peligroso y explosivo.
Internamente hay gente que intenta desmarcarse de manera que no le arrope este estado de crisis pensando que con esta dirección no hay salidas. Juegan callados…y con cartas marcadas frente a lo inevitable: Todos los estudios revelan que el 80% está descontento.
Se encienden todas las alarmas pero estas parece que no suenan por los lados de Miraflores…o no las quieren oír.

ARENA Y CAL

*** ALÓ CAPRILES. Nos llegan infinidad de denuncias sobre el mal uso que están haciendo los organismos de la gobernación con los recursos que deben llegarle a las comunidades. Los funcionarios encargados se despachan y se dan el vuelto directamente con los certificados comprando materiales de mala calidad. La denuncia nos llega con soporte. Una lupa no está de más.

*** SEGÚN cifras de muy buena fuente no pasarían de ochocientos mil los participantes en el congreso del Psuv entre un universo de más de 7 millones. Es decir, la suerte de muchos la decidirán unos cuantos. En Miranda, la tendencia de Diosdado salió fortalecida.

*** A PUNTO de paralizarse la mayoría de los hospitales públicos por falta de medicinas e insumos. La crisis y la escasez no distinguen. ¿Otra fantasía de la gente?

*** AL IGUAL que Leopoldo López en su tiempo, María Corina Machado recorre el país promoviendo el Congreso Ciudadano a pesar de la resistencia de sectores de la MUD. Mientras en Caracas sigan con la política de montar los pies sobre el escritorio, quienes pateen la calle irán ganando espacios.

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Jairo Cuba
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