El conjunto venezolano ganó bien ante el peruano Inti Gas, aunque con pocas florituras, para avanzar en la Copa Sudamericana
Con otro estilo, que hace retomar de nuevo las disquisiciones sobre objetivos y el eterno debate de ganar o gustar. Pero, lo que buscaba, trascender a la segunda fase lo consiguió el Caracas de manera inobjetable al repetir su triunfo -con el mismo marcador de 1-0- frente al Inti Gas de Perú. Cosa que no lograron Anzoátegui, La Guaira y Trujillanos.
Si luego del periplo que significó desplazarse hasta Ayacucho para el partido de ida los avileños vencieron, se esperaba una confirmación en el Olímpico. Y fue así, aunque un claro dominio se estrelló, para su manifestación en cifras más abiertas, en la falta de precisión o intervenciones del cancerbero peruano. O en el toque de suerte que significa un balón en el horizontal con el portero batido.
Unas 13 mil personas acudieron al Olímpico. El respaldo que siempre tiene el Caracas hizo marco a un juego en el la cual la casa puso velocidad desde el comienzo y el gol tempranero de Quijada -cuyos testazos ya no sorprenden, como el aprovechamiento que hace el equipo de las situaciones a balon detenido- le dieron cierta tranquilidad. Sobre todo porque, a medida que avanzaba el choque y se observaban los recursos del adversario, el 2-0 acumulado parecía suficiente renta. Como lo fue.
Allí entra lo que se referia al inicio. No fue un juego vistoso, demasiados balones al contrario, en exceso los rechazos (de cabeza o con el pie) que pudiendo no servían para iniciar una salida con orden, dominando el balón. Solo fue en los últimos 5 minutos cuando el equipo se puso a “esconderlo”, negándole la posesión al equipo en desventaja.
Había capacidad para hacerlo, por supuesto, aunque tardaran en mostrarlo. Ya habían pasado ocasiones de gol perdidas y algunos intentos incas controlados en territorio del portero Barojas. Pero, en general, fue un juego desordenado. Eso sí, Caracas estableciendo superioridad, con Mea Vitali y Di Giorgio mandando en el medio, Tucker y Sánchez en el centro de la saga, peligro frecuente del otro lado através de Cure y el juvenil Cadiz, grata revelación.
Privó, entones, lo utilitario. Pero se alcanzó el objetivo, pasar a la siguiente fase, donde el rival será el paraguayo Capiatá. También accesible -ojalá de ida no encuentre tantos problemas-, para ganar el derecho a enfrentar posteriormente a un rival argentino.
Queda el Caracas, entonces, defendiendo el gentilicio. Y buscando cambiar la historia venezolana en el torneo continental.
Armando Naranjo
donarmandonaranjo@gmail.com
@DonArmandoN