“Dios concede la victoria a la constancia”. Simón Bolívar (7-9-1814)
Cesáreo José Espinal Vásquez cjev@cantv.net
En Carúpano, el Libertador se apersonó de una visión más amplia de la patria, en el contexto jurídico-político y social para la emancipación de Venezuela. Había entrado triunfante a Caracas el 6 de agosto de 1813, culminando la campaña Admirable iniciada desde la Nueva Granada el 14 de mayo de 1813, fue recibido en alborozo de los habitantes. La Municipalidad, lo aclamó Libertador como ya lo había hecho la ciudad de Mérida. Se organizó la gran festividad regalándosele un corcel blanco de paso que cabalgó con todos los honores hasta la Plaza Mayor, escoltado por seis vestales a la usanza romana y le fue colocada en su frente una corona de laureles. Durante once (11) meses de la toma de Caracas desde el 6 de agosto de 1813 hasta el 6 de julio de 1814, fecha de la emigración a oriente, no se instaló nuevamente el Congreso ni se dio vigencia a la Constitución de 1811, por lo que no nació la segunda República. El Libertador actuó dictatoríamente de Jefe Civil y Militar. España estaba bajo el imperio napoleónico con José Bonaparte.
Más de 20.000 personas con Bolívar huyeron a oriente de las hordas de Boves, muriendo en el camino más de 15.000. Bolívar ordenó tomar los objetos de oro y de valor pertenecientes a las Iglesias para no ser saqueadas. Al llegar a Carúpano el 4 de septiembre de 1814, fue hecho preso por orden del General José Félix Ribas, desconociéndolo por haber perdido su condición de Libertador al huir de Boves y acusado de ser culpable del robo de los tesoros de las iglesias. Después de dos días, se le dio la libertad por la defensa que le hizo Mariño, en su condición de Jefe del Ejército Libertador de Oriente y se le concedió leer una proclama de justificación a las puertas del Cuartel General, conocido como Manifiesto de Carúpano, asumiendo la condición de General en Jefe y Libertador.
El valor histórico del Manifiesto de Carúpano, población que no conoció la rendición, lo centraliza Bolívar en defender su inculpabilidad de la catástrofe ocurrida; se vanagloria haber sido elegido por la suerte y la providencia para la emancipación; elogia a los guerreros granadinos y a los soldados caraqueños; clama por lo justo en el dolor; lamenta la indiferencia de muchos; anima al deslastre de la esclavitud, jura que libertador o muerto no defraudará el honor de ser el Libertador y prometió volver para la libertad, porque Dios concede la victoria a la constancia.
Carúpano tiene las glorias de la patria, de que en el terruño, Bolívar se percató que Venezuela, no era solo Caracas y mantuanos, que llaneros, negros, pardos y esclavos, además oriente, aspiraban también la libertad con vida republicana, lo que Boves, hábilmente, les había prometido creando batallones de resentidos y luego fueron motivados por Páez con vocación patriótica para la batalla en Carabobo. El Libertador, cumplió su promesa al pisar nuevamente tierra carupanera el 2 de julio de 1816 decretando la libertad de los esclavos. Es el gran mérito del Manifiesto de Carúpano. 31-08-14