Hasta un 40% llegó el desabastecimiento de afeitadoras, jabones y papel higiénico en abril, última fecha de la que se tienen datos proporcionados por el Banco Central de Venezuela
Más que una “guerra económica”, en Venezuela se vive una economía de guerra: escasez, desabastecimiento, contrabando y mercados paralelos; todo un entramado de vicios y controles que afectan a la población en general.
A las fallas en el suministro de alimentos de primera necesidad, medicinas, repuestos, materias primas para la manufactura, insumos y materiales de construcción, también se agrega la desaparición de los anaqueles de productos de aseo y cuidado personal.
“Imagínate, esto está horrible, desde principios de año han estado faltando desodorantes, jabón para uno bañarse y demás productos”, dijo Zoira Ribas, quien fue encuestada a la salida de una reconocida cadena de farmacias, quien agregó que la escasez se siente también en la obtención de medicamentos. “Llevo más de un mes sin tomar el calcio que necesito para combatir la osteoporosis que padezco desde hace 15 años”.
Entre las causas para la falta de productos se destacan las dificultades en la producción, debida en buena parte por las limitaciones en el acceso a las divisas, y el control de precios establecido por el gobierno central. Hasta un 40% llegó la escasez de afeitadoras, jabones y papel higiénico en abril, última fecha de la que se tienen datos proporcionados por el Banco Central de Venezuela.
Mercado paralelo
La situación descrita ha incentivado la aparición de un mercado informal que revende los productos de primera necesidad y los regulados con sobreprecio; así como la proliferación de largas colas en los establecimientos comerciales.
“He ido a seis lugares buscando desodorante y todavía no lo encuentro, sencillamente no hay en ninguna parte”, dijo Maryori Esis, “y los buhoneros venden demasiado caro; por un desodorante que cuesta 30 bolívares en una farmacia quieren cobrarle a uno 120”.
Y en efecto, en un recorrido hecho por el equipo de diario La Voz por la Redoma de Petare, municipio Sucre, se pudo constatar que los vendedores de la economía informal tenían champú, afeitadoras, papel de baño, pañales; todos con una aumento promedio del 50% de su precio establecido por el Gobierno Nacional.
“Tienen que venir en la mañana para que vean cómo se forma el zaperoco, si hasta han llegado a sacarse cuchillos y a caerse a golpe”, aseguró Ana Prit, “hasta que no le pongan mano dura a los buhoneros, que son los que hacen esas colas para luego revender lo que compran, la situación no va a mejorar”.
De cacería
“Ahora mismo no he conseguido toallitas desechables, champú sí encontré en estos días”, dijo Deisy Sojo. “No hay nada, y eso me afecta porque no he podido comprarle las pastillas para la tensión a mi mamá”.
“Es una lucha para conseguir afeitadoras, desodorantes y pare de contar, y a mi me afecta mucho porque tengo una bebé de nueve meses y no he podido conseguirle los pañales”, dijo Jenny Laya, quien agregó que ha tenido que depender de los buhoneros para obtenerlos. “En la calle los venden a 250 bolívares cuando estaban regulados a 170 el paquete de cuarenta”.
Por su parte, María Hernández, aseguró que ha tenido que visitar hasta 10 establecimientos diferentes en búsqueda de algún producto que haga falta en su casa. “Esto es horrible, a uno le toca pedir el día en el trabajo y pasársela preguntando para hallar unos desodorantes y una máquina de afeitar”, aseveró. “Detergente no he conseguido, y cuando hay, solo te dejan llevar dos afeitadoras por personas”.
Crédito adicional
En vista de las fallas en el abastecimiento de productos de aseo personal, el Gobierno nacional anunció el pasado agosto que importaría 120 millones rollos de papel higiénico, 18 millones de jabones, 24 millones de desodorante y 10 millones de máquina de afeitar. Para tal fin, la Asamblea Nacional aprobó un crédito adicional de Bs. 784,1 millones, equivalente a 10,68 millones de dólares.
Administrando la escasez
Maryori Esis,
“Los buhoneros venden demasiado caro: por un desodorante que cuesta 30 bolívares en una farmacia quieren cobrarle a uno 120”
Deisy Sojo,
“El limón ha empezado a escasear porque la gente, como no encuentra desodorante, lo usan para medio resolver”
Jenny Laya,
“Mi esposo tiene que hacer rendir las afeitadoras, casi hasta que se le rompe la cara, porque no se consiguen”
María Hernández,
“Esto es horrible, a uno le toca pedir el día en el trabajo y pasársela preguntando para hallar unos desodorantes y una maquina de afeitar”
Luís Guillermo Valera
@LuisGValera
Fotógrafo: Jaime Manrique