La decapitación del periodista estadounidense James Foley ha impactado al mundo occidental, posiblemente más que el asesinato genocida de millares de palestinos por parte de la entidad sionista llamada Israel. La personalización de los crímenes usualmente es más sentida que los homicidios en masa, pues la gente se siente más cerca de la víctima cuando conoce su nombre y parte de su vida, detalles que no están presentes o se diluyen ante una masacre generalizada. En este caso particular también juegan su papel las transnacionales de la comunicación, mucho más interesadas en resaltar las acciones inhumanas de los terroristas yihadistas del “Estado Islámico” que las matanzas sionistas de palestinos civiles. Hoy, los también asesinos musulmanes se han vuelto un peligro no sólo para Irak y Siria, sino también para los intereses estadounidenses y europeos.
Pero hay más que saber de esta historia para tener una real comprensión de lo que sucede. Estos terroristas no se formaron por generación espontánea. No fue un acto divino sobrenatural, a pesar de sus prédicas fanáticas de carácter religioso. En su formación estuvieron presentes los servicios secretos de EEUU, Gran Bretaña y el Mossad israelí. Los documentos filtrados por Snowden, entre muchas otras pruebas, así claramente lo demuestran, y las acciones políticas y militares actuales estadounidenses lo ratifican. Inicialmente impulsan la creación del “Estado Islámico de Irak y el Levante” (EIIL), que hace pocos meses se transformó en el Estado Islámico, mediante la utilización de la estrategia “el nido del avispón”, de manera de atraer a todos los extremistas y mercenarios del mundo a un mismo sitio, para utilizarlos en función de sus intereses en el mundo árabe.
Se pretendía reforzar la protección de Israel, mediante las acciones de un grupo terrorista que amenazara la seguridad de Siria, Irak e Irán, vistos como enemigos del sionismo israelí, o que sirvieran de excusa para intervenciones en Siria, como en este momento se plantea, a la vez de impactar al mundo con consignas islámicas fundamentalistas. Las filtraciones revelaron que Abu Bakr al Baghdadi, adalid del Estado Islámico y califa y líder de todos los musulmanes, como fue proclamado, tuvo entrenamiento militar intenso durante un año por el Mossad y recibió cursos de formación en teología y oratoria. El Estado Islámico vuelve a sumergir a Irak en un caos bélico y pretende controlar un territorio que va desde Alepo en Siria hasta Faluya, Mosul y Tal Afar en Irak. Con 10 mil combatientes entrenados y el control de 2 mil millones de dólares amenaza a todo el oriente medio.
Inicialmente el EIIL trabaja con Al Qaeda, organización extremista creada, financiada y armada por la CIA, uno de cuyos propósitos era enfrentar a los soviéticos en Afganistán. Se separa de Al Qaeda y aparece como mucho más poderosa, terrorista y amenazante. Como se ve, el sionismo israelí, el gobierno inglés y el estadounidense son los principales responsables de la existencia del Estado Islámico y de sus acciones terroristas y homicidas.
Luis Fuenmayor Toro