A pesar de que se rumoraba que era un buen amante y tenía muchas mujeres a su lado, Francisco Guerrero sentía la necesidad de asesinar a las mujeres que no fuesen fieles a sus maridos
Francisco Guerrero, quien ha pasado a los archivos de la historia criminal como “El Chalequero” asesinó a unas 20 mujeres dedicadas a la prostitución durante 1880 y 1888 y una última (una anciana no prostituta) en 1908 en la capital mexicana. Se convirtió en un ícono de la discriminación y segregación de la mujer durante el México porfirista y de la cultura del machismo mexicano.
Alardeaba de sus crímenes
“El Chalequero”, cuya fecha de nacimiento se desconoce y falleció en 1910 era un zapatero que jamás tuvo reparo en tratar de ocultar su desprecio hacia las mujeres, ni sus asesinatos, de hecho en varias ocasiones se cuenta que se le pudo ver alardeando de sus crímenes. Vestía de manera estrafalaria, siempre usaba pantalones entallados, fajas multicolores y chalecos de charro (de ahí su apodo).
Se conoce muy poco sobre la infancia de este oscuro personaje, pero es fácil intuir que su trastorno de personalidad y su misoginia, fue producto de un rechazo maternal durante la niñez, que degeneró en un complejo de Edipo no superado. Muy probablemente no conoció una imagen paterna o ésta representó el patrón de la violencia contra las mujeres.
Poseía una muy marcada personalidad narcisista y veía al sexo femenino como un simple satisfactor sexual desechable. Sus homicidios estaban marcados por una crueldad desmesurada, en las que se evidenciaba que eran actos cometidos con un gran odio. Violaba a sus víctimas para poder demostrar la supuesta superioridad y poder que creía tener sobre las mujeres.
Todas sus víctimas, exceptuando la última, fueron prostitutas a quienes mataba por el hecho de serlo, por el desprecio que le generaba el sexo femenino y porque ellas eran más vulnerables, prueba de ello es que su última víctima no se dedicaba a esta práctica, sin embargo, también pertenecía a un sector poblacional vulnerable: la tercera edad.
Criminal en acción
“El Chalequero” abordaba a sus víctimas con el pretexto de hacer uso de sus servicios y en efecto hacia uso de ellos. Posteriormente, las ultrajaba, las asesinaba por estrangulación y finalmente, por razones que no están muy claras, las decapitaba. Tiraba los cadáveres en el río Consulado.
Para sus acciones, “El Chalequero” se aprovechó de la situación política y social del México de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando se vivía un periodo de dictadura militar: el Porfiriato. La sociedad de esa época estaba marcada por el conservadurismo y una terrible doble moral, la desigualdad social y la segregación, muy propios de una región en proceso de industrialización, que hacían vulnerable a las clases pobres (que representaban más del 90 por ciento en ese momento) y una persona fácilmente podía desaparecer sin que alguien se diera cuenta.
De 1808 a 1888, cadáveres de mujeres decapitadas y brutalmente golpeadas y cortadas, comenzaron a aparecer en los márgenes del río Consulado, más las autoridades conservadoras y de buenas costumbres estaban más preocupados persiguiendo opositores políticos y de hecho, consideraban algo benéfico para la sociedad el que no existieran este tipo de personas (sexoservidoras). La prensa, fuertemente censurada por el régimen, hizo nula atención de los hechos.
A pesar del poco interés y la apatía que mostraron las autoridades, el 13 de febrero de 1888, Francisco Guerrero es arrestado, ya para entonces el sujeto se jactaba abiertamente de sus crímenes dentro del bajo mundo del arrabal. En un principio, como dictaban las leyes, fue sentenciado a pena de muerte, pero el mismo Porfirio Díaz revocó la sentencia y lo sentenció a 20 años de reclusión en la prisión de San Juan de Uluá, bajo la atenuante de que las víctimas eran, textualmente: “simplemente, putas…”.
Justicia divina
Así, después de cumplir íntegramente con su condena salió de prisión a principios de 1908, pero pocos meses después de haber sido liberado, justamente el 13 de junio de 1908 (a 20 años, exactos de la primera aprehensión), Francisco Guerrero es aprehendido por segunda vez, por el asesinato de una anciana a quien ejecutó exactamente igual que a sus otras víctimas.
En ese momento la situación socio-política de México era muy diferente, el régimen porfirista estaba en decadencia y ya se veía venir la Revolución. La detención de Guerrero se dio sin mayor alarde, fue sentenciado nuevamente a pena de muerte, esta vez sin que alguna autoridad interviniera, sin embargo, falleció de causas naturales antes de que la sentencia se pudiera cumplir, en 1910, justamente el año en que se desató la Revolución de Mexicana.
“Jack Mexicano”,
un imitador
El modus operandi de “El Chalequero” era un tanto similar al que utilizó 50 años después Gregorio “Goyo” Cárdenas y en los años `70 el llamado “Jack Mexicano”. Los tres operaban en la Ciudad de México, tenían especial predilección por las prostitutas y las mataban después de tener relaciones sexuales con ellas. En el caso de “El Chalequero”, se deshacía de los cuerpos de sus víctimas por los alrededores del río Consulado, mientras que Gregorio Cárdenas enterraba los cuerpos en el jardín de su casa y Jack dejaba recados con lápiz labial en los cuartos de hotel donde retaba a las autoridades a capturarlo
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas