Estos tres temas están en la agenda de nuestros gobiernos y éstos deben asumirlos con precisión, responsabilidad y compromiso, no sólo en el plano discursivo, sino con sus respectivos planes de acción, tanto para cada país como a nivel internacional
Esta semana comienza la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York: sin duda hay temas candentes, como los conflictos en el Medio Oriente (Siria, Irak); volátiles como la reciente masacre contra Palestina por parte del Estado sionista de Israel; los conflictos en África como en República Centroafricana, el norte de Mali y Somalia; además de las amenazas del grupo independentista del islam radical: Boko Haram (Nigeria-Camerún). A esto se le suman los procesos autonomistas en Inglaterra y España.
Esos son grandes temas mediáticos que de seguro tendrán un rol protagónico en el seno en la asamblea. Pero hay otros temas que aunque no tienen el mismo ranking de prensa en las grandes cadenas de televisión, radio, redes sociales e impresos, no dejan de tener igual importancia: El cambio climático, pueblos indígenas y pueblos afrodescendientes están en la agenda de nuestros gobiernos y éstos deben asumirlos con precisión, responsabilidad y compromiso, no sólo en el plano discursivo, sino con sus respectivos planes de acción, tanto para cada país como a nivel internacional.
Cambio climático, hacia
la muerte silenciosa
La semana que entra habrá una masiva movilización en la “Gran Manzana”, en Nueva York. Ambientalistas del mundo tomarán las calles para exigirle a los gobiernos, el freno al modelo de desarrollo económico que ha provocado los peores desastres ecológicos en los últimos años. Desde el desastre radiactivo en Japón, los derrames petroleros en el Misissipi y la cuenca del Caribe, el desastre ambiental en el Delta del Niger en Nigeria, el daño de toda la costa occidental y oriental de África, debido a la explotación directa del petróleo y gas y lamentablemente sufrirán cinco veces más los efectos del cambio climático.
Esto pone en evidencia que el modelo rentista petrolero y mal uso del mismo, nos está condenando al desequilibrio ecológico como nunca antes se había visto en la historia de la humanidad. Ello ha provocado el surgimiento de enfermedades ambientales como consecuencia de la contaminación. Por otra parte, el modelo de consumo en los países más poblados en el mundo como China y la India, han adoptado bruscamente el del modelo occidental. En Pekín observamos la “macdonalización” y el consumo exhorbitante de energía en avisos luminosos de las grandes compañías occidentales, por otra parte;los hábitos alimenticios de algunos hindúes ha cambiado, pues ahora les gusta el bisteck de vaca. Todo eso influye en el aumento progresivo de la cantidad demandada de los alimentos en los últimos años; aunado a la pérdida de tierras cultivables por causa de los transgénicos, así como la producción desesperada de etanol influye en la espiral de la hambruna a nivel mundial.
Insisto en que nosotros debemos reflexionar sobre el aumento de la producción de petróleo en nuestro país, debemos buscar otras alternativas pues querámoslo o no, estamos contribuyendo en los efectos negativos del cambio climático.
Indígenas hacia su
conferencia mundial
Los pueblos indígenas desde hace más de veinte años vienen luchando por el reconocimiento de sus costumbres y modos de vida tanto cultural, ecológico, espiritual y sociodiverso. Varios encuentros han realizado, así como la creación del foro permanente indígena en el seno de la ONU. Pero lamentablemente, sus territorios están ubicados donde yacen los recursos estratégicos para la vorágine del modelo de consumo occidental. Por ejemplo, en el eje Amazonas-Bolívar y Amacuro, o en la zona de lago Agrio en Ecuador, territorios indígenas y ricos en yacimientos de minerales, están siendo víctimas de la transformación de su estilo de vida ecológico, lo que conlleva a la eminente pérdida de su lengua y su cultura. Un documento de referencia para esa conferencia mundial de los pueblos indígenas son los acuerdos de la reunión indígena de Santa Cruz (Bolivia) realizada en abril de este año que propone:
“Pedimos a la Conferencia Mundial que llame la atención sobre la necesidad de que el Programa de Desarrollo Sostenible posterior a 2015, ponga énfasis en el bienestar en todas sus dimensiones, a diferencia del mero crecimiento económico. Para los pueblos indígenas un programa de desarrollo sostenible sólo puede ser uno que sea respetuoso de nuestras culturas, tierras, territorios y recursos.
Queremos que la Conferencia Mundial exija que el nuevo programa de desarrollo sostenible incluya objetivos y metas claros relativos a la participación, la transparencia y la rendición de cuentas claras. El ser capaces de participar en la toma de decisiones que afectan nuestras vidas y el contexto social y ambiental que nos rodea es en sí mismo una dimensión clave de bienestar y particularmente esencial para los pueblos indígenas”.
Decenio de los pueblos
afrodescendientes
Otro aspecto que será abordado en la conferencia, es el decenio de los pueblos afrodescendientes decretado por la ONU en diciembre del año pasado, sobre la base de tres principios: Reconocimiento, justicia y desarrollo y que al finalizar la 69 asamblea, entrará en vigencia a partir del 1 de enero del 2015 hasta el 31 de diciembre del 2024.
Es decir, hay que comenzar a ajustar programas en los temas de educación, cultura, desarrollo sustentable, lucha contra racismo y discriminación en todos los niveles de las instituciones del Estado. Este documento del decenio será firmado por nuestro país la semana próxima en la ONU.
Estos tres temas que a simple vista parecieran aislados, es la trilogía que contribuirá a la salvación del planeta, el asumir el compromiso de los nuevos desafíos y objetivos del milenio, basados sobre los tres principios del desarrollo sustentable: lo ambiental, la sociodiversidad y lo económico sustentable. Y es que tanto los pueblos indígenas como afrodescendientes sufren el costo y las consecuencias de haber conservado las aguas, la defensa de una agricultura sostenible sin transgénicos ni semillas de Monsanto, el sostener una cultura simbólica milenaria de la mano con la naturaleza…es una feliz coincidencia que la lucha contra el cambio climático desemboca en la reivindicación de modelos no homogéneos destructivos del ambiente y de la ética humana.
CHU-CHE-RÍAS
¡URGENTE! El Mango de Ocoyta, antigua referencia histórica de la propuesta societaria cumbe-comuna en el siglo XVIII, exige la intervención inemdiata de Corpomiranda y el Gobierno nacional para tratar con urgencia:
1. Desborde de la inseguridad
2. Probable desborde del río
3. Desborde de aguas contaminadas.
Américo, Elías, Nerio… como miembros de la comunidad barloventeña y del Alto Gobierno, tomen cartas en el asunto ya.
LA VOZ DE AFROAMERICA