Los antisociales se desplazan en motos y portando armas de fuego someten a cualquier conductor para despojarlo del auto por el cual posteriormente le solicitan el pago de una “vacuna”
El cobro de “vacuna” por la devolución de un auto robado se ha convertido en una industria para los delincuentes de Ocumare del Tuy; zona donde se contabiliza un promedio de cinco robos por día.
Y es que se ha hecho común en el poblado escuchar que a cualquier lugareño le quitaron el carro y pagó cierta cantidad de dinero para recuperarlo. Los sectores donde operan los hampones son El Rodeo, Tocuyito, Candelero, El Calvario, Chaparral, La Veraniega, San Pablo, Sabana de La Cruz y la periferia del casco central de Ocumare del Tuy, según datos obtenidos extraoficialmente en fuentes de la Policía Municipal de Tomás Lander.
Armas largas y cortas
Los ladrones por lo general son dos sujetos, armados y a bordo de una moto. Los pillos someten a la víctima (conductor particular, taxista o busetero), la despojan del auto y se lo llevan. Después de 24 horas hacen el primer contacto con el agraviado, a quien le exigen el pago de la “vacuna” para regresarle su carro. Si corre con suerte se lo devuelven intacto, pero la mayoría de las veces los desvalijan.
Las naves son “enfriadas” en estacionamientos de residencias populares o sitios apartados de la ciudad como Pueblo Nuevo, Ciudad Betania I y II, Casa Blanca, Rangel, El Cerrito y Marare. El pago depende del modelo, marca y año del carro. Las cifras oscilan entre 50 y 150 mil Bs. Este dinero, según la fuente policial, es invertido por los maleantes en la adquisición de potentes armas largas y cortas, municiones y granadas.
En un día estos hampones pueden reunir hasta 300 mil Bs., producto del cobro de ¨vacunas¨.
Uno de los sujetos dedicado al robo de carros e identificado por Polilander es apodado “Sabandija”. Tiene su centro de operaciones en Rangel. Es buscado por los uniformados. También los integrantes de una banda de Los Jabillos del 23 de Enero son señalados de robar vehículos.
Sin policías no hay justicia
El déficit de funcionarios de Polilander coloca a la sociedad en desventaja con los delincuentes. La Policía Municipal cuenta con 90 de los 200 uniformados que debería tener en plantilla, mientras que de las 14 patrullas que se requieren para recorrer los sectores peligrosos sólo existen dos y de las 50 motos que se necesitan hay operativas 16. Situación más patética presenta Polimiranda, mientras que los efectivos de la Guardia Nacional y la Guardia del Pueblo brillan por su ausencia.
MIP-TUY Agencia/Jean Carlos Rodríguez
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