El ejercicio aeróbico (caminar deprisa, correr, bailar, nadar, bicicleta…) implica movimientos repetitivos que utilizan mucho los músculos
En el estado de salud de las personas mayores influyen factores como la disminución de la actividad física, la pérdida de piezas dentarias, las alteraciones en los sentidos del gusto o el olfato, la disminución de la sensación de sed, la disminución de la capacidad digestiva, la aparición de enfermedades o la toma de medicamentos. El estado nutricional es básico y depende de nuestros hábitos alimentarios. Se ha demostrado que las personas que siguen la dieta mediterránea tienen más posibilidades de vivir más años con mejor calidad de vida. La doctora Pilar Roibó, jefe asociado del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y el doctor José Antonio Sierra, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, dan las pautas para alimentarse saludablemente cuando ya se está en eso que llaman la tercera edad.
Sus consejos aparecen en la Guía para la Alimentación y Nutrición de las personas mayores. De entrada apuntan unas recomendaciones generales:
*Seguir una dieta variada
*Comer lo necesario para mantener el peso recomendado según su altura * Si no puede masticar bien, en caso de tener dificultades, modifique la consistencia o textura de los alimentos
*Si ha de seguir alguna dieta especial, hágalo siempre siguiendo las recomendaciones de un experto
*Coma tres comidas completas al día (desayuno, comida y cena), aunque es recomendable realizar seis
*Modere el consumo de sal y azúcar
*Modere el consumo de grasas La hidratación merece capítulo a parte. Con la edad se deteriora la capacidad de conservar el agua en el cuerpo: disminuye la sensación de sed, puede haber dificultad para tragar líquidos y la capacidad del riñón para concentrar la orina es menor. También se tiende a beber poco líquido por miedo a que aumente la incontinencia urinaria.
Actividad física, también El ejercicio aeróbico (caminar deprisa, correr, bailar, nadar, bicicleta…) implica movimientos repetitivos que utilizan mucho los músculos. Estas prácticas aumenta la frecuencia cardiaca y respiratoria, así como la temperatura corporal, con lo que se mantiene y mejora la salud cardiovascular. A los mayores se les recomienda realizar este tipo de ejercicio al menos tres días a la semana, con un total de dos horas y media semanales si la intensidad es moderada, o una hora y cuarto semanal si la intensidad es más vigorosa.
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