Ni rastros quedan de aquel teatro en donde se presentaron figuras de la talla de Mimí Lazo, con el monólogo El Aplauso va por Dentro y Yolanda Moreno, bailarina venezolana, quien no hace muchos años atrás ofreció talleres junto a su colega Sandra Rodríguez
Tristeza e indignación son los sentimientos que embargan a cualquiera cuando se entra en los espacios del Teatro Municipal Armando Urbina. A la puerta te recibe la más viva escena de un lugar del que se apoderó la desidia, el abandono y el descuido.
Es todo un misterio conocer a ciencia cierta qué institución es la que debería asumir la responsabilidad sobre el estado al que llegó la gran sala, ubicada en el piso 2 del centro comercial Nueva Guarenas de la urbanización Trapichito del municipio Plaza, en el estado Miranda, que de por sí parece no estar en manos de nadie.
El equipo de La Voz trató de hacer contacto con alguien que pudiese asumir la vocería al momento de visitar al teatro. Sin embargo, este simplemente se encontraba con las puertas abiertas, mostrando su «peor cara» en medio de un ambiente de tonos grises y de luces apagadas. El único ruido que se podía escuchar provenía del techo raso, en donde pernoctan cualquier cantidad de aves que han hecho nidos por doquier. No hay nada que impida la contaminación.
¿Quién da la cara?
Como se explicó anteriormente, no se pudo obtener información sobre si se pretende o no rescatar el teatro, de donde ni se salvaron los vidrios que adornaban las puertas de entrada o lo que era el lobby. Ahí sólo queda un escritorio lleno de polvo, dos zapatos en igual condición y al fondo las letras desgastadas y dibujadas en la pared con el nombre del maestro y tanagrista Armando Urbina, cuyo nombre parece quedarle grande a las instalaciones. Las pocas butacas que quedan están en el suelo y hasta un caucho adorna el sitio.
Ni rastros quedan de aquel teatro en donde se presentaron figuras de la talla de Mimí Lazo, con el monólogo El Aplauso va por Dentro y Yolanda Moreno, bailarina venezolana, quien no hace muchos años atrás ofreció talleres junto a su colega Sandra Rodríguez. Y como olvidar las presentaciones del Teatro Negro de Barlovento sobre este escenario, que hizo erizar a cientos de asistentes de las ciudades de Guarenas y Guatire, quienes en aquellos momentos sintieron de cerca la movida cultural en el municipio Plaza y se interesaron por las artes escénicas. El Armando Urbina funcionó un año, tras una limpieza hecha por los integrantes de Bri T3, con apoyo de la Policía Municipal de Plaza, específicamente en el año 2011.
Lo cierto es que el mal estado del Teatro Armando Urbina ha avanzado de mal en peor, producto de que cuando comenzó a «avisar» sobre sus daños no se tomaron los correctivos necesarios, Ha sido tratado como refugio de damnificados en muchos momentos, sin que luego de tener esta utilidad se hayan activado operaciones para su reacondicionamiento. Lejos de esto, la sala teatral es aquella por la que nadie parece dar la cara.
Mientras todo esto ocurre, un sin número de artistas de la zona que siguen trabajando por la cultura, pese a las necesidades, no tienen sitio fijo en donde mostrar sus trabajos. No se dan abasto los pocos espacios libres que quedan, salvo que se alquilen sitios privados a elevados costos. ¿Quién responde?.
Yohadi Arteaga
yohaarteaga@gmail.com