Al ser detenido, el sujeto relató con frialdad la violación y asesinato de 21 niños. En el 2004, fue condenado a 56 años de prisión, pero debido a su confesión la condena se redujo a 26 años y ocho meses
Manuel Octavio Bermúdez pasó a la historia criminal como “El Heladero Siniestro”, tras violar y asesinar a 21 niños con edades comprendidas entre nueve y 14 años. Varias poblaciones del Valle del Cauca de Colombia fueron el escenario de su estela mortal.
Usando una fachada de vendedor de helados, prometía a los niños pagarles por acompañarlo a cortar caña. Después de llevarlos hasta un sitio solitario, los amenazaba con un cuchillo, los amarraba y les inyectaba en las piernas una sustancia para paralizarlos y acabar con sus pequeñas vidas.
La historia
El 06 abril de 1999 fueron encontrados los restos de un niño en la hacienda Papayal de Palmira. En esa época, Colombia entera hablaba del mayor homicida en serie del mundo: Luis Alfredo Garavito, “La Bestia”, quien violó y mató a más de cien niños en todo el país, por lo que las autoridades del Valle del Cauca pensaron que el niño encontrado había sido víctima de Garavito. Desconocían que estaba naciendo otro despiadado criminal.
Ese mismo año, en agosto, también en Palmira, encontraron otro niño. Al año siguiente, en mayo, fue hallado otro menor. Finalmente, entre 1999 y el 2003, los hallazgos se elevaron a 17 cadáveres, encontrados en cañaduzales de Palmira, Pradera, Yotoco y Tuluá.
Durante estos años, un grupo especializado estuvo buscando al asesino de niños que sembró la muerte y el terror en el centro del Valle sin obtener mayores resultados, hasta que, el miércoles 16 de julio del 2003, la madre de Luis Carlos Gálvez avisó a la policía de Pradera sobre la desaparición de su hijo de 12 años. El mismo día se hizo cargo del caso un grupo especializado, conformado por la Dijin de la Policía, el Instituto de Medicina Legal y el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía de Colombia (CTI).
La primera pista que obtuvo la desesperada madre de Luis Carlos fue a través de un vendedor de helados, quien les manifestó que el día anterior había visto al menor en compañía de otro heladero, recién contratado por la empresa. De inmediato, las autoridades desplegaron brigadas por las calles de Pradera en busca del vendedor de helados señalado. No fue difícil hallarlo, horas después, voceando su mercancía por las calles del pueblo.
Tras capturar al supuesto asesino, el grupo encargado de la investigación allanó una vivienda del barrio El Cairo donde éste había alquilado, pocos días antes, una diminuta habitación. En el lugar, los investigadores encontraron recortes de periódico con informes sobre las muertes de los niños, inyectadoras y algunas sustancias que fueron analizadas. La prueba contundente fue el hallazgo del reloj de pulsera que usaba Luis Carlos el día de su desaparición.
Confrontado con esta prueba, el homicida confesó el asesinato y señaló el lugar del cañaduzal donde dejó el cuerpo sin vida. El hombre capturado fue identificado como Manuel Octavio Bermúdez, nacido en la población de Trujillo del Valle del Cauca, de 42 años y padre de dos hijos. Fue llevado desde Pradera hasta Cali donde se le practicaron múltiples pruebas con el fin obtener certeza sobre su culpabilidad y cuantificar el número de víctimas.
De la forma más aterradora, Bermúdez narró cómo conseguía a sus víctimas, entre los nueve y 13 años, en los mercados móviles y les ofrecía diez mil o quince mil pesos para que lo acompañaran a cortar espigas de caña. Una vez allí, a algunos de ellos les inyectó una sustancia para adormilar sus piernas y que no escaparan. Eran niños de pocos recursos que trabajaban o pedían plata para ayudar a sus familias.
Condenado a prisión
A pesar de que durante el primer interrogatorio, el hombre manifestó con frialdad: “Sí, violé y maté a los niños”, las autoridades decidieron mantener la prudencia e iniciar una serie de pruebas como muestras de ADN y sangre, así domo análisis psiquiátricos, para determinar si en verdad este era “El Heladero Siniestro”.
Una delegación de fiscales, científicos y agentes del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía de Colombia, así como la directora de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación, llegaron a Cali para acompañar de cerca la evaluación de las evidencias, estudiar la confesión y judicializar al asesino.
El caso llegó al Juzgado Tercero del Circuito de Palmira, el mismo despacho que en mayo del 2000 condenó a Bermúdez a cinco años y cuatro meses de prisión por la violación de un niño. Esa captura explicaría por qué entre los primeros meses del 2000 hasta noviembre del 2001, tiempo en el que estuvo preso Bermúdez, no fueron encontrados niños en los cañaduzales.
Los antecedentes de este hombre no quedaron allí. En 1988 fue condenado, también en Palmira, a 16 meses por corrupción de menores. En la última sesión de su juicio, el Juzgado Tercero lo sentenció a 56 años de cárcel por el homicidio de Luis Carlos Galvis y la violación del otro menor, pero como confesó sus crímenes la pena se redujo a 26 años y ocho meses.
¿50 niños asesinados?
“El Heladero Siniestro” declaró que tuvo contacto con más de 50 niños de la región del Valle del Cauca, lo que dio comienzo a otra etapa en la abrumadora investigación judicial: el reconocimiento y la identificación, con la ayuda del criminal, de los menores que aún estaban reportados como no identificados
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas