“Precio de venta justo”… ¡qué bol…!

El precio justo de un producto debe estar de acuerdo con las entradas del pueblo y con un salario que pueda cubrir la compra, al menos, de los artículos necesarios. Para hablar de un precio justo se hace necesario entender que la justicia entra por casa y que mientras no tengamos un Gobierno capaz de frenar la inflación y de proporcionar un salario no solamente equitativo, sino lleno de ecuanimidad y que se aplique a la realidad en que se vive en Venezuela.

Jamás nada podrá ser justo mientras exista una separación de clases en las que el Gobierno disfrute de todas las riquezas y sus partidarios adquieran todos los bienes y se den todos los lujos que le de la gana, y además puedan realizar y vacaciones que deseen junto a sus familiares y hasta niñeras en aviones de PDVSA, sin que el Gobierno proceda a destituirlos de su cargo.

El “precio de venta justo” es considerar la necesidad de una madre en conseguir los alimentos básicos para alimentar a sus hijos a un precio accesible y acorde a sus entradas económicas, es también poder comprar las otras cosas que son necesarias para convivir en el núcleo social en que ella se desarrolla, nos referimos, ropa, calzado, implementos para el aseo personal y el saber que la vida de sus hijos y familiares estén garantizados por el Estado, lo otro es hablar paja y continuar destruyendo a Venezuela implementando otro slogan demagógico como lo es el “precio de venta justo”.

No es posible y mucho menos creemos que realizar operativos contra el contrabando de extracción en la frontera del país, que aún sabiendo, según es el comentario general en la población venezolana, quiénes son los culpables de las mafias que lo ejecutan no estén presos, pero si dicen que eso acabará con el desabastecimiento y ayudará a la aplicación de un “precio de venta justo” en los alimentos y las medicinas, algo que realmente no entendemos, pero bueno esas son las verdades del actual régimen.

Si tomamos como cierto el concepto de “precio de venta justo” podríamos afirma que los valores negociables valen lo que por ellos se paga y se considera justo cuando no intervienen más factores que los que condicionan la oferta y la demanda, de aquí podremos determinar que el comercio justo aboga a la definición de precios justos en cuanto a los costos que implica la producción bajo el nivel comparativo de desarrollo tecnológico.

Una buena actitud para determinar si un precio es justo o no es simplemente visitar las panaderías, las ventas de alimentos, la venta de calzados y de ropa entre otros comercios y solicitar los gastos de producían de sus productos o el costo de su adquisición y de ahí establecer el precio justo de esos bienes, jamás se podrá establecer una tabla de precios e incluir a todos los productos de su tipo sin ver su calidad en un costo único, pero lo justo seria establecer esos valores con funcionarios justos y no corruptos.

Salomón Benshimol R.

sbenshimol@yahoo.com

 

 

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