Ciertamente, el crecimiento de las clases medias puede venir acompañado de cierto tipo de actitudes y preferencias deseables, pero la debilidad institucional de los países para responder a estas nuevas demandas, puede convertirlos más bien en una fuente de inestabilidad (Huntington, 1991).
En el artículo anterior “Clase media ¿insaciable?” se presentaron algunas razones cotidianas que –probablemente- sustenten el porqué las necesidades de la clase media tienden a ser infinitas. Dicho de otro modo, las aspiraciones de este estrato de la sociedad crecen en la medida en que obtienen mejores condiciones de vida.
Desde el punto de vista político, existen dos maneras de ver a la clase media. La primera: mientras más clase media, más desarrollo, más justicia social, incluso algunos sostienen que la clase media “constituye una fuente de cohesión social, mitigando tensiones entre las clases bajas y las clases altas (Birdsall, 2010)”, según se cita una publicación de la CAF titulada “La creciente pero vulnerable clase media de América Latina”.
Pero hay otra visión (política) que sostiene que las clases medias tienden a ser sectores conflictivos cuando un Estado-Gobierno no es capaz de ofrecerles condiciones para continuar su ascenso, y por ende, se vuelven en amenazas. Una interesante publicación de la Corporación Andina de Fomenta da cuenta de esta apreciación, aunque términos más abstractos y académicos.
No obstante, vale la pena hacer un esfuerzo para observar en las siguientes citas textuales las descripciones acertadas del fenómeno de las clases medias en América Latina.
“…el debate sobre la importancia de las clases medias no sólo se limita al impacto que puedan tener en los niveles de ingreso, pues su ascenso, muchas veces veloz, está usualmente acompañado de cambios en las actitudes y preferencias de quienes la integran que pueden llegar a tener gran incidencia sobre el contexto político y social en el cual se desenvuelven.
Ciertamente, el crecimiento de las clases medias puede venir acompañado de cierto tipo de actitudes y preferencias deseables, pero la debilidad institucional de los países para responder a estas nuevas demandas, puede convertirlos más bien en una fuente de inestabilidad (Huntington, 1991).
La limitada capacidad de respuesta de los Estados para responder a demandas más sofisticadas, la baja capacidad para promover reformas que incrementen los niveles de apoyo y las limitaciones para promover una nueva agenda de políticas públicas, pasan a ser un obstáculo para el cambio social y político (O´Donnell, 1973).
También hay quienes argumentan que dicho ascenso es tan conflictivo, que las clases medias, ante la inestabilidad política, pasan más bien a apoyar posturas conservadoras en los planos tanto político como social (O´Donnell, 1973; Nun, 1967)”. Fin de las citas.
Estas disertaciones teóricas son fácilmente aplicables en Venezuela. Lo expuse de manera práctica con algunos beneficiarios de la Misión Vivienda. En consecuencia, el reto de la Revolución Bolivariana es -aparte de fomentar políticas de apoyo directo a las clases medias- crear condiciones para que éstas puedan ser responsables de su propio bienestar por iniciativas como la creación de pequeñas y medianas empresas. Sería una forma ideal de descargar al Estado del deber de subsidiarlas, para que se pueda dedicar más a los pobres.
Miguel Pérez Abad