Fuimos abandonados a nuestra “buena suerte”, mientras decenas de pasajeros compraban “bajo cuerda”, previo al pago de comisiones que ascendían a la suma de dos mil bolívares (Bs. 2.000,00) y más para subir al preciado destino. Tan sencillo decir, «quien no paga matraca» no se sube al avión, en otras palabras, a dormir en el aeropuerto
Duele decirle con la mayor indignación. El Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos, sociedad anónima, (Conviasa), se ha convertido por culpa de una minoría de “trabajadores” y un grupo de gestores civiles y militares en sendas mafias quienes controlan en “el placer de volar”, la venta, sobreventa y disponibilidad de boletos aéreos desde Maiquetía hasta el resto del país; en especial hacia Margarita.
Es irónico, pero mientras tenemos una aerolínea la cual está adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Transporte Acuático y Terrestre, esa palabra “Poder Popular”, se convierte en entelequia, cuando precisamente, fuimos testigos y víctimas de excepción, ver el cómo durante los días 15 y 16 de noviembre, grupos de esas mafias, descaradamente, ignoraban las listas de espera que grupo de ciudadanos organizados, es decir, el auténtico poder popular, todos residentes de Nueva Esparta, fuimos abandonados a nuestra “buena suerte”, mientras decenas de pasajeros compraban “bajo cuerda”, previo al pago de comisiones que ascendían a la suma de dos mil bolívares (Bs. 2.000,00) y más para subir al preciado destino. Tan sencillo decir, «quien no paga matraca» no se sube al avión, en otras palabras, a dormir en el aeropuerto.
¿Quién puede creer que entre varios vuelos, nunca va a fallar ningún pasajero por cualquier razón? Y si lo anterior fuera cierto ¿Cómo explicar que hay vuelos que se realizan con asientos vacíos? ¿Es posible comprender las “tesis” de algunos “trabajadores” de Conviasa, en el sentido que la mayoría de los últimos pasajeros que se montan en los respectivos vuelos, son “reservas”, las cuales vimos se ejecutaban desde los propios teléfonos de última tecnología una vez efectuado el pago correspondiente? Verbigracia, “la bajada de la mula”.
Pero si lo anterior, ya resulta bochornoso, más deplorable resulta que funcionarios del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), ante la evidencia de nuestros reclamos y señalamientos, unos de éstos se despoje de sus “identificaciones” de trabajo, y reten a los ciudadanos a “entrarse a golpes” en las afueras del terminal aéreo. ¡Ramplones!
Es obvio, que el “modus operandi” está bien diseñado. Reservar todos los asientos y no dejar espacios en los meses inmediatos a nadie, con el propósito de hacer ver una “supuesta cantidad de viajeros” inexistentes en muchos casos, lo cual ha perjudicado a los venezolanos decentes del país; y en desmedro especialmente de quienes residen en Nueva Esparta y otras zonas del Territorio Nacional, sin que haya organismo oficial que se pronuncie al respecto.
La única manera de desmontar ese negocio es obligar a las empresas aéreas a llevar públicamente las listas de espera organizadas y supervisadas por el Poder Popular, es decir, los viajeros en tránsito sin boletos, y en voz alta, al momento del «cierre del chequeo» de pasajeros debidamente acreditados, llamar identificando con nombre y cédula a las personas que se encuentran en situación de no haber podido adquirir pasaje aéreo.
Mientras se ignore al Poder Popular en ese Derecho, las mafias seguirán riéndose del pueblo. Por los pronto las mafias de Conviasa, pululan como platelmintos y bazofia en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, “Simón Bolívar”. ¿Quién podrá desmentirnos?
Javier Antonio Vivas Santana | Aporrea.org