El turismo representa en España una fuente de ingresos y desarrollo impresionante. La infraestructura y los servicios financieros son en Panamá un motor que impulsa una floreciente economía
Es muy probable que las generaciones de los 60, 70, 80 y hasta 90 hayan internalizado que, lo que llamaban países industrializados en ese entonces, eran los países desarrollados o los del primer mundo. Ciertamente esa conceptualización ha evolucionado, se ha matizado, pero en esencia no ha cambiado, pese a que existen países que -gracias a un sector servicios (infraestructura, banca y seguros, turismo, supermercados y telecomunicaciones)- han logrado niveles de desarrollo de primer nivel.
El turismo representa en España una fuente de ingresos y desarrollo impresionante. La infraestructura y los servicios financieros son en Panamá un motor que impulsa una floreciente economía. No obstante, en ambos países existen escollos que resolver y que solo un sector industrial y/o manufacturero puede servir para generar y redistribuir riqueza, a través de empleos de mayor calidad, con mayor valor agregado.
Es bien sabido por cualquier ciudadano que la mano de obra requerida por la industria tiende a ser mas especializada. Ello obedece al mismo hecho industrial (incluso a nivel artesanal), pues en una fábrica se requieren procesos más complejos, uso de maquinarias y equipos más sofisticados, seguridad industrial, tecnologías de punta, entre otras variables.
La inversión en la industria tiene un componente mas intensivo en capital y demanda permanente actualización tecnológica, tanto en las maquinarias como en el recurso humano. En el área comercial, salvo sectores como telecomunicaciones y -en cierto modo- el sector financiero, los requerimientos de mano de obra tienden a ser menos calificados, con las excepciones de toda tendencia.
Aclaro, por si acaso, que los sectores comercio y servicio son indispensables para una nación. Incluso para que un sector industrial se desarrolle adecuadamente, es necesario contar con un complemento de servicio y comercio altamente especializado. Pero, un país o una región que quiera reducir las asimetrías sociales y contar con una economía fuerte, diversificada y productiva, debe hacer todos los esfuerzos por desarrollar su sector manufacturero y agropecuario.
En América Latina, y Venezuela no es la excepción, lamentablemente no hemos logrado esta meta, por lo menos en la proporción precisada. Hay algunos casos de éxito, pero son mas la excepción que la regla. Pero nuestro país no está en esa lista de logros, al menos en los estudios disponibles del Sela. Los país es con algunos casos interesantes de desarrollo industrial con cadenas de valor son Brasil (a la cabeza), México, Argentina y Colombia.
Nosotros, en Latinoamérica, si hemos logrado mejores resultados en el área de servicios, pero mas como una consecuencia obligada: «El bajo dinamismo económico del sector manufacturero y el agropecuario en la región y su rezago tecnológico ha contribuido a que el sector servicios se haya convertido en un receptáculo del empleo informal en actividades de bajo valor agregado». (Sela, I Reunión de Ministros de Economía e Industrias de la CELAC, San José, Costa Rica, 10 y 11 de abril de 2014).
Miguel Pérez Abad