La ciudad paquistaní de Peshawar entierra hoy a sus muertos entre escenas de dolor y duelo tras la masacre talibán en una escuela que acabó con la vida de 132 estudiantes, en uno de los peores ataques registrados en un país acostumbrado a la violencia.
Pequeños ataúdes rodeados de gente se mezclan con flores, vigilias y lágrimas en las imágenes que emiten las televisiones locales en el primero de los tres días de luto decretados por el Gobierno.
Al entierro de Zeeshan Safdar en su localidad natal de Nowshera, a 43 kilómetros de la ciudad de Peshawar donde fue atacada la escuela gestionada por el Ejército, acudieron cientos de vecinos de pueblos cercanos, según mostró la televisión Geo.
Entre la muchedumbre, su madre gritaba para que no le separasen de su hijo, de “su vida”. Después de que el ataúd fuese sepultado, la mujer explicó entre lágrimas a las cámaras que Safdar le había pedido arroz para cenar.