El portugués, que ya ganó el Balón de Oro en 2008 y que se perfila como gran favorito para repetir en enero, jugó 52 partidos con el Real Madrid a lo largo del año y marcó 56 goles. Los números son muy parecidos a los de las temporadas anteriores, pero esta vez fueron decisivos en la conquista de títulos
Después de que Pelé pronunciara su nombre, Cristiano Ronaldo cerró los ojos, agachó la cabeza, dio un beso a su novia y subió al estrado a recibir su segundo Balón de Oro. Era el 13 de enero en Zúrich y el galardón daba inicio a un año con muchas más luces que sombras para el futbolista portugués. El delantero del Real Madrid siguió batiendo récords en lo personal y con el club, y con 17 goles fue decisivo en la Liga de Campeones que conquistó su equipo el 24 de mayo ante el Atlético de Madrid, su mayor logro de 2014. recuerda DPA. Sin embargo, víctima de su obsesión por ser el mejor, llevó su cuerpo al límite en el último tramo de la pasada temporada. No escuchó los consejos de los médicos sobre su rodilla y pagó el precio con una gris final de la Champions y un mal Mundial de Brasil, los dos mayores escaparates de la temporada. »Yo quiero ser el mejor jugador de siempre y voy a buscar serlo», señaló Cristiano Ronaldo, de 29 años, tras recibir en noviembre la Bota de Oro por sus 31 goles en la última Liga española. A las órdenes de Carlo Ancelotti en el Real Madrid, el delantero creció como futbolista al integrarse más en el juego colectivo sin perder el hambre voraz frente a las redes contrarias. El portugués, que ya ganó el Balón de Oro en 2008 y que se perfila como gran favorito para repetir en enero, jugó 52 partidos con el Real Madrid a lo largo del año y marcó 56 goles. Los números son muy parecidos a los de las temporadas anteriores, pero esta vez fueron decisivos en la conquista de títulos. Marcó 17 tantos en la Liga de Campeones y logró los dos del 2-0 en la Supercopa de Europa ante el Sevilla. Aunque no jugó la final de la Copa del rey, anotó dos goles en semifinales. Y en la Liga fue el máximo goleador con 31, pese a que el título terminara en las manos del Atlético de Madrid. Además, ganó el sábado el Mundial de clubes, donde el Real Madrid sumó su vigésimo segundo triunfo consecutivo. El club blanco es líder de la Liga española, ganó todos los partidos de la fase de grupos de la nueva Champions y es el equipo más en forma del fútbol mundial. Todo, en gran medida, gracias a los goles de Cristiano, un futbolista insaciable que ya apunta a 2015. Y el año puede comenzar igual que el 2014, recibiendo otro Balón de Oro en Zúrich. »Cristiano todos los años tiene un objetivo: superarse él mismo», dijo hace 11 meses su agente, Jorge Mendes. «Todos sabemos cómo es: el mejor profesional del mundo, el mejor jugador del mundo y este sí va a ser el mejor jugador de la historia porque no va a haber uno igual a él». Año a año, Cristiano Ronaldo va construyendo su lugar entre los grandes del fútbol. Y 2014 es un año clave para el portugués. »En mi cabeza, quiero ser el mejor y voy a llegar. Estoy haciendo mi historia paso a paso. Cuando termine mi carrera quiero ver si estoy entre los mejores de siempre, que seguro que voy a estar», dijo hace un mes el delantero, que mantiene una lucha titánica desde hace años con el argentino Lionel Messi. Cuando pronunció esa frase ya estaba olvidada la lesión de rodilla que a punto estuvo de costarle el Mundial de Brasil. El luso, un hombre que no se quiere perder ningún partido, quizá forzó su físico más allá de lo recomendable en los últimos meses de la última temporada. Renunció a la final de la Copa del rey, pero el partido decisivo de la Champions no quiso perdérselo. El portugués jugó en Lisboa los 120 minutos ante el Atlético, pero de su partido apenas se recuerda la celebración del cuarto e intrascendente gol. Marcó de penal el 4-1, en la prórroga, cuando el rival ya estaba hundido, y se quitó la camiseta para exhibir sus músculos, una acción muy criticada. Semanas después, con la rodilla inflamada, aterrizó en Brasil para el Mundial, donde Cristiano llegaba como la gran estrella junto a Lionel Messi y Neymar. El fornido atacante, sin embargo, quedó totalmente eclipsado: jugó tres partidos, marcó un gol y no logró que Portugal pasara de la fase de grupos. «No éramos favoritos, nunca lo fuimos», esgrimió el jugador, que el próximo año podrá dedicarlo casi en exclusiva al Real Madrid. »Ojalá que 2015 sea igual de inolvidable que 2014 y podamos ganar todo lo que hemos ganado este año», afirmó hoy el portugués en Madeira, donde fue homenajeado por sus conciudadanos con una medalla honorífica y una estatua de bronce. En enero, en la Gala del Balón de Oro en Zúrich, sabrá al menos si comienza del mismo modo.