Ante la invitación que formulara el Presidente Nicolás Maduro Moros a alcaldes y gobernadores tanto opositores como bolivarianos para que concurrieran a Miraflores, el domingo 4 de enero, a fin de considerar estrategias para la defensa y seguridad de la nación, el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, hizo pública su disposición a aceptar la convocatoria, según manifestó, “sin ningún tipo de prejuicios”.
Dilema de los mirandinos
Este es un hecho político que en circunstancias de convivencia democrática no tendría ninguna novedad, pero como existen precedentes muy cercanos, en el espacio temporal, por la conducta asumida por el gobernador mirandino frente a invitaciones similares, de cuajo, surgen expectativas dilemáticas, perfectamente comprensibles, en el seno de la población.
Como se recordará, a finales del año 2013, el Presidente Maduro formuló una invitación similar a la Casa de Gobierno de la nación, a la que asistió, entre otros, el gobernador de Miranda, y cuando todo indicaba que, por fin, se iba a concretar una política de consenso en torno al grave flagelo de la inseguridad en el país, a los pocos días, cuando apareció la nefasta conjura de la Salida, de tan ingratas consecuencias, (43 muertos, más de 800 heridos, daños ambientales y al patrimonio público y privado, afectación de la psiquis colectiva) propiciada por los agentes imperiales Leopoldo López, María Machado y Antonio Ledezma, también se apresuró, Capriles, junto con otros voceros opositores, a darle una patada al proceso de concertación en gestación en la creencia de que en esa oportunidad el debilitamiento y derrocamiento del gobierno bolivariano era inminente.
Cuando lo cierto fue, al cabo de pocos meses, que más bien ocurrió el fortalecimiento gubernamental y la afirmación de Nicolás Maduro como estadista. En ese trayecto, la figura de Capriles, quedó muy maltrecha, pues, al observar el fracaso de los guarimberos, oportunistamente “salió” a manifestar su distanciamiento tardío con la táctica insurreccional promovida por López y compañía.
Por su dualismo, el liderazgo de Capriles se ha ido debilitando, por una parte, perdió la simpatía de la fracción irreductible de la Salida, por otra parte, quedó en entredicho ante sectores de la oposición democrática, que los hay, y, por otro lado, dejó como evidencia su elocuente despreocupación por atender el problema de la inseguridad que tanto afecta a la población mirandina siendo este el estado que ostenta el gravoso récord de tener el más alto índice de criminalidad del territorio nacional.
De allí el porqué del dilema de los mirandinos. Tienen un gobernador que por su inconsistencia les resulta cada día menos confiable, por ello, ante el anuncio de que va a hacerse presente en Miraflores surge la inquietud acerca de la disposición real con la que asiste al encuentro miraflorino, en esta oportunidad, el ausente gobernador mirandino.
Indiferencia frente a los mirandinos
Que si por su inconsistencia política se ha ido debilitando, por su indiferencia frente a los problemas reales de los mirandinos ha ido perdiendo buena parte del caudal de votos con los cuales ganó la reelección a la gobernación mirandina en octubre del 2012.
Capriles, en el ejercicio de su período gubernamental ha hecho gala de su desapego de los problemas del pueblo mirandino. Su indiferencia frente al combate a la inseguridad es claramente manifiesta, no colabora con los planes nacionales que se han instrumentado al respecto, la policía que tiene bajo su mando no participa ni se incorpora a las acciones articuladas para el combate a la criminalidad. Pero, paralelamente, no pierde ocasión para alarmar en torno al problema de la inseguridad en el país.
Igualmente, en materia de infraestructura su desentendimiento es total. Ha tenido CORPOMIRANDA que asumir las respuestas que en materia vial y de remodelación y construcción de edificaciones de servicio público requieren los mirandinos,(en poco más de un año ya lleva alrededor de 400 obras construidas), pues, la gestión Capriles brilla pero por su ausencia. Su empeño está puesto en satisfacer su ambición de ser Presidente de la República, lo cual lo conlleva a estar ausente en la solución de los problemas de los mirandinos.
Así mismo, su mala gestión se observa en lo que tiene que ver con la deuda que mantiene y tiende a perpetuar con los trabajadores de la administración pública regional. Con su práctica de reconducir los presupuestos para limitar la labor contralora del CLEBM elude encarar la deuda que mantiene con los trabajadores de los sectores de educación, deportes, bomberos, bibliotecas, cultores, etc., a los cuales les hace ver, con la complicidad de las empresas mediáticas que le son afectas, que no les paga lo que les debe porque el Ejecutivo Nacional no baja los recursos, cuando la realidad es que no presupuesta las acreencias que tiene con los trabajadores, que cada año se acrecientan. Con esta conducta persigue predisponer a miles de trabajadores (solamente el sector educativo abarca alrededor de 15 mil entre activos y jubilados) con el gobierno nacional y perturbar la paz del pueblo mirandino.
Capriles sin dilema
En la invitación que formulara el Presidente Nicolás Maduro, en Miraflores, se hará, también, un abordaje del tema de la lucha contra la guerra económica que sectores de la burguesía apátrida han desatado contra el pueblo venezolano en su afán por derrocar al Gobierno Bolivariano. Guerra económica que, por supuesto, afecta a los mirandinos, que no están exentos de la especulación y el acaparamiento de productos de los comerciantes inescrupulosos. A Capriles como gobernador, por Ley, le corresponde velar por el bienestar de la ciudadanía, en este caso, articular con el Gobierno Nacional para enfrentar a los especuladores, pero por sus intereses de clase y su ambición presidencialista está claro cuál va a ser su posición al respecto; esto, para él, no constituye ningún dilema.
NOTAS PARALELAS
Miguel ugas