La firma de la renuncia se produjo esta mañana y se hizo pública después de que el primer ministro, Matteo Renzi, interviniera ayer ante el pleno del Parlamento Europeo en su discurso de cierre de la presidencia de turno italiana de la Unión Europea (UE).
Napolitano abandonó el palacio presidencial del Quirinal en medio de los flashes, de los aplausos y de los gritos de aquellos que se habían acercado para despedirle, tras casi nueve años como jefe de Estado.
A ellos les dirigió un amplio saludo con la mano por fuera de la ventanilla del coche, visiblemente emocionado.
Pero antes, en el interior de la sede de la Presidencia de la República italiana, recibió con su mujer, Clio Bittoni, un piquete de honor que le dio su adiós, al son del himno nacional.
Después de una vida entregada a la política, Napolitano se retira para poder dedicarse a su familia, como explicó recientemente, y porque ya tenía «ganas de volver a casa».
En este momento es Grasso quien asume las funciones de la presidencia de la República hasta que sea elegido el sucesor, cuyo nombre será sometido a una primera votación que tendrá que celebrarse, según contempla la Constitución italiana, antes de los próximos quince días.
Vía EFE