Es Ramos Allup, sin duda, uno de los políticos más curtidos de todos los que actúan en la oposición venezolana, es alumno destacado de la escuela de AD, la mejor escuela del pragmatismo, tan de moda hoy en día. En una entrevista con Vladimir Villegas, Ramos lanza, con mucha astucia, un ultimátum al presidente Maduro. Veamos.
Declara ramos, así recoge la prensa sus declaraciones:
Allup aseguró que “no hay situaciones fatales, ni incorregibles”, pero es el gobierno quien debe tomar medidas económicas, pero para ello el presidente Nicolás Maduro “no puede seguir aferrado ni amarrado a su fundamentalismo y sobre todo atrapado por sectores radicales de su lado que cada vez que va introducir alguna corrección le dicen que está traicionando la memoria del comandante eterno, que está traicionando el proyecto revolucionario, que son medidas fondomonetaristas, neoliberales, etc.”
De forma clara, ramos conmina al Presidente a que tome medidas económicas que -lo declara directamente- traicionen el legado del Comandante Chávez, que tome medidas neoliberales, fondomonetaristas, que abandone de una vez el “Plan de la Patria”, el Socialismo.
La «invitación» de Ramos no es una candidez llena de buenas intenciones, un consejo inocente, no es así, tras ella se esconde la mala maña. Más adelante aparece la amenaza del «godo malandrín», continúa la noticia:
Precisó el líder adeco que si Maduro “no corrige el rumbo económico tomando las medidas que tiene que tomar, este gobierno va a seguir complicándose desde el punto de vista económico y eso va a derivar en situaciones de desasosiego, de crisis, de eventuales estallidos y qué sabe uno qué pueda pasar”.
Aquí se le ve el rabo al pragmático, si no toma las medidas… «y qué sabe uno qué pueda pasar» suena a chantaje: o toma medidas o vendrá el golpe cabalgando los estallidos. No lo dice directamente pero en lenguaje oblicuo eso es lo que significa.
De esta manera, Ramos construye una posición que lo diferencia de las demás corrientes de la MUD, de María Corina Machado, de Leopoldo López Mendoza, de Capriles. No es violenta, directa; no es timorata como la de Capriles. Se trata de una postura maquillada de sensatez, una advertencia que es a un tiempo una amenaza. Así, sin perder su lugar, Ramos se coloca en disposición negociadora, en parte de un pacto, asoma el apoyo a las supuestas medidas neoliberales cuando concluye que:
…si la oposición intenta “sacar fiesta o sacar dividendo de una medida que tome el gobierno que está saliendo bien, es la opinión publica la que va a castigar a la oposición”.
Hábiles estos pragmáticos, presionan por las medidas neoliberales -el paquetazo- pero que sea el presidente Maduro el que cargue con el costo político. Si las toma, Ramos sale como un negociador insigne; si no las toma, ramos queda bien colocado para la salida compulsiva del presidente Maduro.
El paisaje político se agudiza más cada día, camina hacia un desenlace. Al gobierno, a la Revolución, le queda una sola opción: ¡Profundizar al Socialismo!, de la única manera que esto es posible, rescatando la conciencia del deber social, tomando medidas que sustenten su elevación, que rescaten la pasión de abril, de la lucha contra el sabotaje petrolero, que reafirmen el legado de Chávez.
Toby Valderrama y Antonio
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