Los anuncios del presidente Maduro (con una devaluación encubierta y un ya autorizado aumento al precio de la gasolina) solo evidencian que Venezuela continuará el mismo camino que lleva desde hace más de una década, por lo que nos sumamos a la exclamación realizada por el mismo primer mandatario nacional ¡Dios proveerá!
¿Qué significarán los anuncios del Presidente de la nación en la vida de los venezolanos? En lo político se mantuvo el discurso impregnado de iconos y tótems exclusivos al chavismos, fue otro acto con altísima carga propagandística, como ha sido desde hace al menos una década todo el accionar de la administración pública.
Fue un mensaje netamente enfilado a la próxima contienda electoral llamando a la esperanza, aceptando exiguamente algunos errores pero con mucha ferocidad a la hora de endilgar culpas a los detractores del gobierno (imperios y oligarquía). En tal sentido, el presidente Maduro quiso destacar el aumento del 15% del salario mínimo, las pensiones de los jubilados y algunas becas. Sin embargo, en materia económica era imperativo el anuncio de la organización del gasto público, la sinceración del presupuesto de la nación y la muy urgente unificación cambiaría, acciones estas que estuvieron totalmente ausentes en el discurso del primer mandatario nacional.
En un brusco resumen, lo realizado fue una continuación de las medias económicas que se vienen tomando desde hace mucho tiempo con los lúgubres resultados que todos conocemos y padecemos, solo hubo más medidas dirigidas al aumento del gasto público (aumento de salario mínimo, pensiones, becas), sostenimiento del control de cambio (3 tipos oficiales), así como anuncios de planes y programas tendentes a redoblar el control de las actividades de producción, distribución y venta de productos.
Así mismo, anunció que aprobó más de 8 mil millones de dólares para continuar con la importación de alimentos, también invocó poder contar con la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros, confianza que hay que generar. Con respecto a esto último, la confianza en Venezuela como país destino de inversiones está muy demacrada, en cuanto los dos principales factores que busca un inversionista en los actuales momentos no existen en el país; como lo son seguridad jurídica que respalde los capitales, realidad que no se percibe por el abrupto carácter que el gobierno le ha impreso a las expropiaciones sin respetar parámetros legales.
En cuanto al segundo factor, la seguridad personal, lamentablemente nuestra nación es la segunda más insegura en todo el planeta. Sí a eso sumamos la ortodoxa visión centralista y controladora del gobierno para con la economía, incluso desafiando postulados económicos elementales, pues esa confianza de la que requiere el presidente Maduro parece estar cada vez más lejana, lo que es igual decir, seguiremos dependiendo de las importaciones, pero con un precio del barril totalmente incierto, única fuente de ingreso nacional, que al momento de escribir estas líneas (22-1-2015) se encuentra 20$ por debajo de lo presupuestado.
Para concluir, siendo extremadamente realista y no pesimista, los anuncios del presidente Maduro (con una devaluación encubierta y un ya autorizado aumento al precio de la gasolina) solo evidencian que Venezuela continuará el mismo camino que lleva desde hace más de una década, por lo que nos sumamos a la exclamación realizada por el mismo primer mandatario nacional ¡Dios proveerá!
Leandro Rodríguez Linárez